Los mapas de paisajes realizados desde el enfoque geográfico cuentan con una cualidad inherente a esta disciplina, cual es la consideración integral –y a la vez necesariamente sintética– de sus componentes. Ello les convierte en una pertinente herramienta para la identificación y evaluación del estado ambiental, de manera que pueden resultar de gran utilidad  para el análisis y la gestión territorial de un espacio geográfico (García y Muñoz, 2002).

Partimos de una idea cada vez más asumida por la comunidad científica, por las administraciones públicas y por el conjunto de la sociedad: el paisaje es un elemento y un recurso ambiental más, que viene a sumarse al resto de los recursos tradicionales (agua, vegetación, etc.). Esta consideración de recurso puede abordarse desde una doble perspectiva (Cancer-Pomar, 1999, pg. 79): recurso ambiental (natural y/o cultural) en sí mismo, que necesita protección frente a las actuaciones que lo pueden degradar; recurso que influye decisivamente en la capacidad del territorio para el desarrollo de ciertas actividades o la asignación de usos determinados (recreativos y turísticos, fundamentalmente).

Como tal recurso, es (o debería ser) objeto de planificación y gestión. Pero tal tarea cuenta con la peculiaridad a la que acabamos de aludir al inicio de este apartado, de forma que “desde el punto de vista de la planificación, el paisaje se considera como un recurso que, en un sentido más amplio, compendia y refleja las características físicas –bióticas y abióticas- de un territorio, así como su incidencia antropógena” (Cancer-Pomar, 1999, pg. 79).

Un punto de partida fundamental –podría decirse que imprescindible– para la correcta planificación del paisaje es contar con una buena cartografía de este recurso. Pero compendiar cartográficamente todos los elementos que coexisten en una determinada unidad territorial (las unidades de paisaje), requiere de una metodología que varía significativamente según el criterio que se utilice. En cualquier caso, requerirá de una metodología compleja.

En España el interés por parte de administraciones públicas en realizar estudios de paisaje se ha incrementado sustancialmente, en particular a raíz de la ratificación por este país del Convenio Europeo del Paisaje (CEP), en 2007. Los departamentos competentes en ordenación del territorio o en medio ambiente de varias comunidades autónomas españolas, han elaborado sus propios estudios y cartografías paisajísticas con el objeto de disponer de un informe técnico de utilidad para futuras acciones sobre el territorio. Cada comunidad autónoma ha diseñado estos estudios en función a los criterios que ha considerado más oportunos, utilizando las metodologías que entendían que satisfacían sus necesidades técnicas. Dichos trabajos, aunque en algunos casos difieren notablemente entre ellos, tienen en común el aspecto conceptual del término paisaje, basándose en la definición propuesta por el CEP: “cualquier parte del territorio tal como la percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción y la interacción de factores naturales y/o humanos” (Consejo de Europa, 2000).

Para dar respuesta al carácter aglutinador de este concepto, se pueden identificar genéricamente dos líneas de trabajo que comparten las diversas metodologías elaboradas en esas comunidades autónomas. Una gira en torno a la elaboración de una cartografía del paisaje entendida bajo un enfoque geosistémico; es decir, estableciendo un carácter sistémico y jerárquico de los componentes naturales, con una perspectiva holística del espacio geográfico y con la interacción entre el medio natural y la sociedad (Mateo, 2004). La otra se centra en la percepción social del paisaje (atendiendo a la definición del CEP a la que acabamos de referirnos), utilizando para ello técnicas que permiten determinar la visibilidad del territorio mediante métodos cuantitativos, además de encuestas realizadas a los lugareños y visitantes del espacio geográfico objeto de estudio, para conocer sus preferencias y otras cuestiones de índole paisajística.

El objetivo de nuestro trabajo es la elaboración de una cartografía de los paisajes del Parque Cultural del Río Martín (PCRM) desde el enfoque geosistémico. Para ello hemos optado por una propuesta metodológica de gran tradición y prestigio: la aplicación de los paisajes físico-geográficos propios de la Geografía Física Compleja, derivados de la escuela rusa (Bollo y Hernández, 2008).

El trabajo se ha llevado a cabo en un sector de la cuenca del río Martín (zona norte de la provincia de Teruel, Aragón), concretamente en el Parque Cultural del río homónimo –incluyendo algunas zonas de sus periferias más inmediatas–. Se trata de un territorio con alto interés geográfico y ambiental, además de cultural, que pese ello y a su declaración como Parque Cultural carece hasta la fecha de un estudio pormenorizado de sus paisajes.

Como antecedente de nuestro trabajo, debemos mencionar el realizado por Franch-Pardo et al. (2015): “Aplicación de los paisajes físico-geográficos en un sector de la cordillera ibérica: la cuenca del río Martín (Aragón, España)”, en el que se utilizó una  escala cartográfica generalista, 1: 250.000. En el que ahora nos ocupa hemos seleccionado una escala de mayor detalle, 1:50.000, lo cual tiene doble interés. Por una lado, se dispondrá de cartografía más precisa y utilizable para diferentes finalidades; por otro, resultará más acorde a la escala de los “Mapas de Paisaje” realizados por el Gobierno de Aragón en varias de sus comarcas (Gobierno de Aragón, 2009-2013), aunque entre ellas no se encuentran las tres que comprenden el mencionado PCRM (Bajo Martín, Cuencas Mineras y Andorra-Sierra de Arcos). Esta última circunstancia añade un interés añadido a nuestro estudio, ya que aportamos una cartografía de paisaje en un territorio que carece de cartografías previas de esta temática. Cabe señalar, además, que la cartografía digitalizada manualmente se realizó para escala 1: 25.000.

ÁREA DE ESTUDIO

El PCRM se creó por Orden del Departamento de Educación y Cultura del Gobierno de Aragón, y está regulado por la ley 12/1997 de Parques Culturales de Aragón (ampliada por el Decreto 223/1998) y la ley 4/89 de Conservación de Espacios Naturales y de Flora y Fauna Silvestres, además de la ley 16/1985 de Patrimonio Histórico Español y la Constitución (Royo Lasarte, 2008).

Los límites territoriales oficiales asignados al PCRM circundan el entorno del cauce del río Martín desde Montalbán a Albalate del Arzobispo abarcando todos los enclaves de interés natural y cultural que justificaron su catalogación como Parque Cultural. Los vértices del polígono que delimita dicho  Parque están ubicados en las cimas principales y se hallan unidos entre sí mediante trazos rectos. Como resultante, se dibuja un área de formas muy angulosas que no responden a límites naturales (límites de subcuencas hidrográficas, límites de cuencas vertientes que a su vez suelen coincidir con límites topográfico-paisajísticos), tal como puede apreciarse en la figura 1. Esta “peculiar” delimitación oficial del PCRM entendimos que podría repercutir negativamente en la comprensión de los resultados paisajísticos de nuestro estudio. Por este motivo, llevamos a cabo una delimitación propia del área de trabajo, partiendo siempre de los límites del PCRM pero adaptándolos a las principales divisorias del Martín y sus afluentes (Figura 1).  La superficie original del PCRM es de 254 km2. En nuestro trabajo, la superficie resultante es de 379,3 km2, pertenecientes a los municipios de Montalbán, Torre de Las Arcas, Obón, Alcaine, Oliete, Alacón, Ariño y Albalate del Arzobispo, todos ellos situados en la provincia de Teruel y en la cuenca hidrográfica del río Martín, comprendiendo un 18.13% del total de esta cuenca en su tramo central1.

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Figura 1.

El Martín es un afluente del río Ebro en su margen derecha, proveniente de la Cordillera Ibérica turolense. Desde su nacimiento, atraviesa diferentes sierras del Sistema Ibérico hasta llegar a la Sierra de Arcos, desde donde inicia una travesía por la Depresión del río Ebro hasta desembocar en él. Tiene una longitud de 102 kilómetros aproximadamente.

A partir de su kilómetro 34, entre las localidades de Martín del Río y Montalbán y custodiado a su derecha por el macizo de La Muela, se inicia el tramo de nuestra zona de estudio, que abarca 59 kilómetros de longitud, en sentido general SSW-NNE. En el sector inicial de la Depresión de Montalbán, el río toma dirección este hasta llegar al anticlinal de Montalbán, momento a partir del cual el río se reorienta al noreste condicionado por las estructuras plegadas, casi perpendiculares a él, que se ve forzado a atravesar, produciéndose un proceso de erosión fluvio-kárstico que da origen a tramos con encañonamientos (los Pozos Boyetes de Peñarroyas, las Hoces entre Obón y Alcaine, los Estrechos de Albalate, el Barranco del Mortero en Alacón) (Lozano et al., 2004). Son las unidades morfoestructurales de las Serranías de Cucalón-Montalbán y otras serranías marginales de la Depresión del Ebro (Peña Monné t al., 1984). La última de las estructuras que atraviesa es la Sierra de Arcos; los piedemontes de su fachada norte marcan el progresivo descenso altitudinal y la inserción del río Martín en la Depresión del Ebro, situándose en una plataforma estructural donde el Martín y sus afluentes (acequia del Regallo, arroyo de Valimaña) han erosionado el relieve con la formación de escarpes. Finalmente, después de abandonar el PCRM, el río Martín termina por desembocar en el río Ebro a la altura de Escatrón, ya en la provincia de Zaragoza.

La vegetación natural del PCRM se corresponde con el tipo mediterráneo, acentuándose las especies esteparias en el tramo de la Depresión del Ebro. No obstante, la zona está condicionada por un fuerte uso agropastoril, minero e industrial además de por una extensa reforestación de pino carrasco (Pinus halepensis) y pino laricio (Pinus nigra), lo que ha degradado en gran medida esa vegetación natural (Lozano et al., 2004). El pino carrasco, la encina (Quercus ilex) y la sabina negra (Juniperus phoenicea) son las especies arbóreas con mayor extensión en todo el PCRM. Concretando en el tramo de la Cordillera Ibérica, la vegetación está representada por pinares (Pinus halepensis, Pinus nigra, Pinus sylvestris, Pinus pinaster), encinares (Quercus ilex, Quercus faginea, Quercus pyrenaica) y enebros (Juniperus phoenicea, Juniperus oxicedrus, Juniperus communis); matorrales como el romero (Rosmarinus officinalis), la aliaga (Genista scorpius) y el tomillo (Thymus vulgaris), y pastizales naturales de lastón (Brachypodium retusum) y cerrillo (Stipa pennata). En el tramo de la Depresión del Ebro destacan especies de poco porte como el tamariz (Cytisus striatus), esparto (Lygeum spartum), cardo mariano (Sylibum marianum), romero (Rosmarinus officinalis), escambrón (Rhamnus lycioides), capitanas (Salsola kali), osagra (Atriplex halimus). Muchas de estas plantas son gypsófilas, es decir, propensas a ubicarse en áreas con predominio de yeso (Pérez Bujarrabal, 2010). Por último, señalar la vegetación de ribera en torno al río Martín y sus tributarios, con especies como el chopo (Populus nigra), el olmo (Ulmus minor) y el sauce llorón (Salix babylonica), acompañados de junco (Juncus Effussus Spiralis), hiedra (Hedera hélix) y guillomo (Amelanchier ovalis).

A las singularidades geomorfológicas e interés biogeográfico, le sumamos el rico patrimonio cultural que posee el lugar, debido fundamentalmente a las pinturas rupestres ubicadas a lo largo del tramo medio del Martín (Royo Lasarte, 2008; Fernández Martín et al., 2012). La combinación de estos aspectos en una misma área, determinaron que se catalogara como Parque Cultural, entendiendo que “es un espacio singular de integración de los diversos tipos de patrimonio, tanto material-mobiliario e inmobiliario como inmaterial. Entre el Patrimonio material se incluye el histórico artístico, arquitectónico, arqueológico, antropológico, paleontológico, etnológico, museístico, paisajístico, geológico, industrial, agrícola y artesanal” (Ley 12/1997), y que “está constituido por un territorio que contiene elementos relevantes del patrimonio cultural, integrados en un marco físico de valor paisajístico y/o ecológico singular, que gozará de promoción y protección global en su conjunto, con especiales medidas de protección para dichos elementos relevantes” (Ley 12/1997).

METODOLOGÍA

Los mapas tipológicos de paisaje físico-geográfico que aplicamos en este trabajo tienen su origen en la conocida como Geografía Física Compleja de la escuela rusa, de finales del siglo XIX, basadas en las contribuciones del científico ruso V.V. Dokuchaev (fundador de la edafología genética) y del biogeógrafo alemán A. Humboldt. Posteriormente, importantes geógrafos como D.L. Armand, A.A. Grigoriev, S.V. Isachenko, S.V. Kalesnik, V.S. Preobrazhenskii, A.M. Riabchikov, V.B. Sochava, N.K. Soltntsev e I.P. Gerasimov, darán continuidad y consolidarán las bases teóricas del método (Mateo et al., 2004), instaurando la teoría del geosistema en la ciencia del paisaje. Estos planteamientos serán retomados por geógrafos de Europa occidental y constituyen la base conceptual de las propuestas de Bertrand en su GTP (Geosistema, Territorio y Paisaje) (Frolova, 2006), que a su vez han gozado de amplio seguimiento en los estudios de paisaje españoles (Bolòs, 1992).

Recientemente, Priego-Santander et al. (2010), llevaron a cabo la adaptación del método para su aplicación sobre sistemas de información geográfica (SIG). Ésta es la base precisa sobre la que planteamos nuestro trabajo.

La Geografía Física Compleja tiene un carácter sistémico y jerárquico de los componentes naturales, y una perspectiva holística del espacio geográfico. Su enfoque teórico metodológico se basa en los principios histórico-evolutivo (cada unidad de paisaje es el resultado de la evolución conjunta de todos sus elementos) y estructural-genético (los procesos genéticos determinan la disposición de los componentes naturales), que sirven de base para la clasificación del paisaje independientemente de la escala de trabajo y del nivel taxonómico representado (Mateo et al., 2004).

En una breve presentación de esta metodología, podemos destacar lo siguiente:

En un área determinada de estudio, el reconocimiento de los tipos de relieve, su composición litológica y el tipo climático constituyen el fundamento de la delimitación de los geocomplejos. De modo que son estos tres lo elementos cartográficos necesarios para la composición de las denominadas “Unidades Superiores de Paisaje”. Se trata de un ejercicio cartográfico de fusión de estas tres capas temáticas. El proceso se explica a continuación.

  • 1) Elaboración de los tipos de relieve, que se logra mediante el ejercicio de Disección Vertical (DV). Se trata de un método semiautomático diseñado para distinguir los diferentes accidentes geográficos de un espacio dado, a partir de unas variables definidas y definitorias para cada uno de los relieves (montañas, lomeríos, planicies acolinadas y llanuras). Para valles aluviales y piedemontes, en cambio, la identificación se realiza mediante digitalización manual; no puede utilizarse la DV porque no es posible definirlos con exactitud mediante el proceso automático (Priego-Santander et al., 2010) que explicamos seguidamente.
    La DV se logra con la combinación de dos herramientas en el software de SIG. En este caso, se utilizó ArcGIS 10.2: Estadísticas focales mediante un MDT, donde se genera una capa ráster cuyos valores para cada píxel son de amplitud altitudinal para un área de 1 km2 (valor éste por definición inamovible).
    El otro ejercicio es el de Densidad lineal a partir de las curvas de nivel, mediante el cual la herramienta genera unos datos ráster de mayor o menor densidad de acumulación de isolíneas dentro de un área circular. La agrupación por similitud de estos resultados nos indicará aquellas zonas donde hay una mayor acumulación de isolíneas (por interpretación, zonas con accidentes geográficos más acentuados) y donde hay menor densidad de líneas (zonas más llanas). Con Densidad lineal conseguimos el perímetro de los tipos de relieve; con Estadísticas focales conseguimos el valor morfométrico de cada superficie generada por Densidad lineal.
  • 2) Generación de las unidades morfolitológicas. Es la fusión de la capa anteriormente ejecutada con la de información litológica. Este procedimiento define la génesis de los tipos de relieve y resulta útil en la comprensión de las características de la cubierta de suelos.
  • 3) Definición del tipo climático para las unidades morfolitológicas. A la capa anterior se le inserta la información climática. Basándonos en el Atlas Climático de Aragón (López Martín et al., 2007), el PCRM presenta tres tipos de clima: el submediterráneo continental frío, el submediterráneo continental seco y el seco estepario. Para este trabajo, la primera y segunda división climática se unificaron, tomando el conjunto la denominación “submediterráneo continental”, al considerar que no existía un contraste significativo en sus componentes naturales a la escala de trabajo empleada, y que el comportamiento climático era muy parejo (leve aumento de las temperaturas y ligero descenso de las precipitaciones en el submediterráneo continental cálido), de modo que el mantenimiento de los dos tipos que podría dificultar innecesariamente los resultados. El límite cartográfico entre los dos climas utilizados se estableció atendiendo a la cuestión altitudinal, variación significativa de la cobertura vegetal y temperaturas.

Los pasos dos y tres, explicados muy sucintamente, van acompañados de revisión exhaustiva de las cartografías resultantes, corrección de los polígonos y revisión en campo. El resultado de este proceso nos proporcionó las unidades morfolitoclimáticas existentes en nuestra zona de estudio. O lo que es lo mismo, utilizando la nomenclatura de la Geografía Física Compleja, las Unidades Superiores de Paisaje.

La siguiente fase consiste en determinar las denominadas como “Unidades Inferiores de Paisaje” que, a partir de las Unidades Superiores, se identifican mediante la descomposición morfológica de los tipos de relieve, en función de los valores de pendiente dentro de cada Unidad Superior. Se distinguieron los siguientes rangos de pendientes: 1°-3°, laderas muy suavemente inclinadas; 3°-5°, laderas ligeramente inclinadas; 5°-10°, laderas ligera a medianamente inclinadas; 10°-15°, laderas medianamente inclinadas; 15°-20°, laderas mediana a fuertemente inclinadas; 20°-30°, laderas fuertemente inclinadas; y 30º-45º, laderas muy fuertemente inclinadas.

Complementariamente a lo anterior, también se identificaron diferentes manifestaciones de interés topográfico y geomorfológico, como los complejos cumbrales, las cornisas y los puertos, los cuales se cartografiaron mediante interpretación y digitalización manual. Con todo ello se obtuvo nuestro mapa tipológico del paisaje físico-geográfico, a escala 1:50.000.

El proceso de elaboración cartográfica concluye como tal al llegar a esta fase, pero no el trabajo de análisis geográfico. Con las unidades inferiores delimitadas, se asignaron sus atributos internos, es decir, su vegetación y usos de suelo. Dichos atributos se reconocen como “características del medio y no como factores de diferenciación: son consecuencia y no causa” (Priego-Santander et al. 2010, p. 63), por este motivo, no generan cartografía en el mapa sino que figuran exclusivamente en la leyenda2.

MAPA DE PAISAJES DEL PCRM Y LEYENDA

A. Montañas, lomeríos, piedemonte, planicies y valles en clima submediterráneo continental

A.1. Montañas en clima submediterráneo continental

I. Montañas sedimentarias, medianamente diseccionadas (250 2), formadas por areniscas (con niveles de conglomerados, lutitas, calizas, dolomías y yesos) en clima submediterráneo continental.
1. Complejos cumbrales, con matorral, pastizal y suelo desnudo.
2. Laderas muy fuertemente inclinadas (30°-45°), con matorral, pastizal y bosque de coníferas.
3. Laderas fuertemente inclinadas (20°-30°), con bosque reforestado de coníferas, matorral y pastizal.
4. Laderas mediana a fuertemente inclinadas (15°-20°), con bosque reforestado de coníferas, pastizal y matorral.
5. Laderas medianamente inclinadas (10°-15°), con matorral y pastizal.

II. Montañas sedimentarias, medianamente diseccionadas (250 2), formadas por conglomerados en clima submediterráneo continental.
6. Laderas muy fuertemente inclinadas (30°-45°), con bosque reforestado de coníferas, matorral y bosque de frondosas perennifolias.
7. Laderas fuertemente inclinadas (20°-30°), con bosque reforestado de coníferas, matorral y pastizal.

III. Montañas sedimentarias, medianamente diseccionadas (250 2), formadas por calizas, dolomías y carniolas en clima submediterráneo continental.
8. Complejos cumbrales, con matorral, pastizal y bosque reforestado de coníferas.
9. Laderas muy fuertemente inclinadas (30°-45°), bosque reforestado de coníferas, matorral, pastizal.
10. Laderas fuertemente inclinadas (20°-30°), con matorral, pastizal y bosque reforestado de coníferas.
11. Laderas mediana a fuertemente inclinadas (15°-20°), con matorral, pastizal y bosque reforestado de frondosas perennifolias.
12. Ladera medianamente inclinadas (10°-15°), con pastizal.

IV. Montañas metamórficas, medianamente diseccionadas (250 2), formadas por pizarras, cuarcitas y areniscas en clima submediterráneo continental.
13. Complejos cumbrales, con bosque reforestado de coníferas.
14. Laderas fuertemente inclinadas (20°-30°), con bosque reforestado de coníferas, pastizal y matorral.
15. Laderas mediana a fuertemente inclinadas (15°-20°), con bosque de coníferas, matorral y pastizal.

V. Montañas sedimentarias, ligeramente diseccionadas (100 2), formadas por areniscas (con niveles de conglomerados, lutitas, calizas, dolomías y yesos) en clima submediterráneo continental.
16. Complejos cumbrales, con matorral y pastizal.
17. Laderas fuertemente inclinadas (20°-30°), con matorral, pastizal y bosque reforestado de coníferas.
18. Laderas mediana a fuertemente inclinadas (15°-20°), con matorral y pastizal.
19. Laderas medianamente inclinadas (10°-15°), con matorral y pastizal.
20. Laderas ligera a medianamente inclinadas (5°-10°), con matorral, pastizal y bosque reforestado de coníferas.

VI. Montañas sedimentarias, ligeramente diseccionadas (100 2), formadas por lutitas en clima submediterráneo continental.
21. Laderas fuertemente inclinadas (20°-30°), con matorral y bosque reforestado de coníferas.
22. Laderas mediana a fuertemente inclinadas (15°-20°), con matorral y bosque reforestado de coníferas.
23. Ladera ligera a medianamente inclinadas (5°-10°), con matorral y pastizal.

VII. Montañas sedimentarias, ligeramente diseccionadas (100 2), formadas por conglomerados en clima submediterráneo continental.
24. Complejos cumbrales, bosque de coníferas reforestado, matorral y pastizal.
25. Laderas fuertemente inclinadas (20°-30°), con matorral, pastizal y bosque reforestado de coníferas.
26. Laderas mediana a fuertemente inclinadas (15°-20°), con matorral y pastizal.
27. Laderas medianamente inclinadas (10°-15°), con cultivos de secano, matorral y pastizal.
28. Laderas ligera a medianamente inclinadas (5°-10°), con frutales no cítricos, cultivos de secano y matorral.

VIII. Montañas sedimentarias ligeramente diseccionadas (100 2), formadas por calizas, dolomías y carniolas en clima submediterráneo continental.
29. Complejos cumbrales, con matorral y pastizal.
30. Laderas muy fuertemente inclinadas (30°-45°), con matorral y pastizal.
31. Laderas fuertemente inclinadas (20°-30°), con matorral y pastizal.
32. Laderas mediana a fuertemente inclinadas (15°-20°), con matorral y pastizal.
33. Laderas medianamente inclinadas (10°-15°), con matorral y pastizal.
34. Laderas ligera a medianamente inclinadas (5°-10°), con matorral, cultivos de secano y pastizal.

IX. Montañas metamórficas ligeramente diseccionadas (100 2), formadas por pizarras, cuarcitas y areniscas en clima submediterráneo continental.
35. Complejos cumbrales, con matorral, bosque reforestado de coníferas y pastizal.
36. Laderas fuertemente inclinadas (20°-30°), con bosque reforestado de coníferas, matorral y pastizal
37. Laderas mediana a fuertemente inclinadas (15°-20°), con pastizal, matorral y bosque reforestado de coníferas.
38. Laderas medianamente inclinadas (10°-15°), con pastizal, matorral y cultivos de secano
39. Laderas ligera a medianamente inclinadas (5°-10°), con bosque reforestado de coníferas, pastizal y matorral.

X. Montañas sedimentarias ligeramente diseccionadas (100 2), formadas por travertinos en clima submediterráneo continental.
40. Ladera Ligera a medianamente inclinadas (5-10), con cultivos de secano y matorral.

A.2. Lomeríos en clima submediterráneo continental

XI. Lomeríos sedimentarios fuertemente diseccionados (80 2), formados por areniscas (con niveles de conglomerados, lutitas, calizas, dolomías y yesos) en clima submediterráneo continental.
41. Complejos cumbrales, con matorral y pastizal.
42. Laderas mediana a fuertemente inclinadas (15°-20°), con pastizal y matorral.
43. Laderas medianamente inclinadas (10°-15°), con matorral, pastizal y suelo desnudo.
44. Laderas ligera a medianamente inclinadas (5°-10°), con matorral, pastizal y cultivos de secano.
45. Laderas ligeramente inclinadas (3°-5°), con cultivos de secano, matorral y pastizal.

XII. Lomeríos sedimentarios fuertemente diseccionados (80 2), formados por conglomerados en clima submediterráneo continental.
46. Laderas medianamente inclinadas (10°-15°), con matorral y olivares.
47. Laderas ligera a medianamente inclinadas (5°-10°), con cultivos de secano, olivares y matorral.

XIII. Lomeríos sedimentarios fuertemente diseccionados (80 2), formados por calizas, dolomías y carniolas en clima submediterráneo continental.
48. Complejos cumbrales, con bosque de frondosas perennifolias, matorral y pastizal.
49. Ladera mediana a fuertemente inclinadas (15°-20°), con bosque reforestado de coníferas y matorral.
50. Laderas medianamente inclinadas (10°-15°), con matorral y pastizal.
51. Laderas ligera a medianamente inclinadas (5°-10°), con matorral y pastizal.
52. Laderas ligeramente inclinadas (3°-5°), con cultivos de secano, bosque de frondosas perennifolias y matorral.

XIV. Lomeríos metamórficos fuertemente diseccionados (80 2), formados por pizarras, cuarcitas y areniscas en clima submediterráneo continental.
53. Complejos cumbrales, con pastizal.
54. Ladera ligera a medianamente inclinadas (5°-10°), con cultivos de secano, pastizal y matorral.
55. Ladera ligeramente inclinadas (3°-5°), con pastizal, matorral y cultivos de secano.

XV. Lomeríos sedimentarios medianamente diseccionados (60 2), formados por areniscas (con niveles de conglomerados, lutitas, calizas, dolomías y yesos) en clima submediterráneo continental.
56. Complejos cumbrales, con matorral, pastizal y cultivos de secano.
57. Laderas medianamente inclinadas (10°-15°), con matorral, pastizal y cultivos de secano.
58. Laderas ligera a medianamente inclinadas (5°-10°), con cultivos de secano, matorral y pastizal.
59. Laderas ligeramente inclinadas (3°-5°), con cultivos de secano y matorral.
60. Superficies muy suavemente inclinadas (1°-3°), con cultivos de secano y matorral.

XVI. Lomeríos sedimentarios medianamente diseccionados (60 2), formadas por conglomerados en clima submediterráneo continental.
61. Complejos cumbrales, con cultivos de secano y matorral.
62. Laderas medianamente inclinadas (10°-15°), con cultivos de secano y matorral.
63. Laderas ligera a medianamente inclinadas (5°-10°), con cultivos de secano y matorral.
64. Laderas ligeramente inclinadas (3°-5°), con cultivos de secano.
65. Superficies muy suavemente inclinadas (1°-3°), con cultivos de secano, matorral y bosque reforestado de coníferas.

XVII. Lomeríos sedimentarios medianamente diseccionados (60 2), formados por calizas, dolomías y carniolas en clima submediterráneo continental.
66. Complejos cumbrales, con matorral y pastizal.
67. Laderas medianamente inclinadas (10°-15°), con pastizal y matorral.
68. Laderas ligera a medianamente inclinadas (5°-10°), con matorral, pastizal y cultivos de secano.
69. Laderas ligeramente inclinadas (3°-5°), con cultivos de secano y matorral.

XVIII. Lomeríos sedimentarios ligeramente diseccionados (40 2), formados por areniscas (con niveles de conglomerados, lutitas, calizas, dolomías y yesos) en clima submediterráneo continental.
70. Complejos cumbrales, con matorral.
71. Laderas ligera a medianamente inclinadas (5°-10°), con cultivos de secano y bosque de frondosas perennifolias.
72. Laderas ligeramente inclinadas (3°-5°), con cultivos de secano y bosque de frondosas perennifolias.
73. Superficies muy suavemente inclinadas (1°-3°), con cultivos de secano y matorral.

XIX. Lomeríos sedimentarios ligeramente diseccionados (40 2), formados por conglomerados en clima submediterráneo continental.
74. Laderas muy fuertemente inclinadas (30°-45°), con cultivos de secano, frutales no cítricos y bosque reforestado de coníferas.

XX. Lomeríos sedimentarios ligeramente diseccionados (40 2), formados por calizas, dolomías y carniolas en clima submediterráneo continental.
75. Complejos cumbrales, con matorral y pastizal.
76. Laderas ligera a medianamente inclinadas (5°-10°), con cultivos de secano, pastizal y matorral.
77. Laderas ligeramente inclinadas (3°-5°), con cultivos de secano, matorral y pastizal.
78. Superficies muy suavemente inclinadas (1°-3°), con cultivos de secano, pastizal y matorral.

A.3 Planicies en clima submediterráneo continental

XXI. Planicies sedimentarias acolinadas, fuertemente diseccionadas (30 2), formadas por areniscas (con niveles de conglomerados, lutitas, calizas, dolomías y yesos) en clima submediterráneo continental.
79. Laderas ligeramente inclinadas (3°-5°), con cultivos de secano, matorral y pastizal.
80. Superficies muy suavemente inclinadas (1°-3°), con cultivos de secano.
81. Superficies planas (<1°), con cultivos de secano.

XXII. Planicies sedimentarias acolinadas, fuertemente diseccionadas (30 2), formadas por conglomerados en clima submediterráneo continental.
82. Ladera ligeramente inclinadas (3-5), con cultivos de secano y frondosas no cítricas.
83. Superficies muy suavemente inclinadas (1°-3°), con cultivos de secano y frondosas no cítricas.


XXIII.
Valles fluviales en clima submediterráneo continental, formados por depósitos aluviales.
84. Laderas fuertemente inclinadas (20°-30°), con matorral y pastizal.
85. Laderas mediana a fuertemente inclinadas (15°-20°), con matorral, bosque de frondosas caducifolias y regadío.
86. Laderas medianamente inclinadas (10°-15°), con bosque de frondosas caducifolias, matorral y olivares.
87. Laderas ligera a medianamente inclinadas (5°-10°), con olivares y regadío.
88. Laderas ligeramente inclinadas (3°-5°), con regadío y cultivos de secano.
89. Superficies muy suavemente inclinadas (1°-3°), con regadío.

B. Montañas, lomeríos, piedemonte, planicies y valles en clima seco estepario

B.1 Montañas en clima seco estepario

XXIV. Montañas sedimentarias ligeramente diseccionadas (100 2), formadas por areniscas (con niveles de conglomerados, lutitas, calizas, dolomías y yesos) en clima seco estepario.
90. Laderas fuertemente inclinadas (20°-30°), con matorral y bosque reforestado de coníferas.
91. Laderas mediana a fuertemente inclinadas (15°-20°), con matorral y pastizal.
92. Laderas medianamente inclinadas (10°-15°), con matorral y pastizal.
93. Laderas ligera a medianamente inclinadas (5°-10°), con cultivos de secano, pastizal y matorral.

B.2 Lomeríos en clima seco estepario

XXV. Lomeríos sedimentarios fuertemente diseccionados (80 2), formados por areniscas (con niveles de conglomerados, lutitas, calizas, dolomías y yesos) en clima seco estepario.
94. Ladera fuertemente inclinadas (20°-30°), matorral y pastizal.
95. Ladera mediana a fuertemente inclinadas (15°-20°), matorral y pastizal.
96. Laderas medianamente inclinadas (10°-15°), con matorral, olivares y pastizal.
97. Laderas ligera a medianamente inclinadas (5°-10°), olivares, matorral y pastizal.
98. Ladera ligeramente inclinadas (3°-5°), con frutales no cítricos, olivares y pastizal.

XXVI. Lomeríos sedimentarios fuertemente diseccionados (80 2), formados por lutitas en clima seco estepario.
99. Ladera fuertemente inclinadas (20°-30°), con matorral y pastizal.

XXVII. Lomeríos sedimentarios fuertemente diseccionados (80 2), formados por conglomerados en clima seco estepario.
100. Laderas mediana a fuertemente inclinadas (15°-20°), con matorral, olivares y pastizal.

101. Ladera medianamente inclinada (10°-15°), con olivares y matorral.

XXVIII. Lomeríos sedimentarios medianamente diseccionados (602), formados por areniscas (con niveles de conglomerados, lutitas, calizas, dolomías y yesos) en clima seco estepario.
102. Complejos cumbrales, con matorral y pastizal.
103. Laderas mediana a fuertemente inclinadas (15°-20°), con matorral y pastizal.
104. Laderas medianamente inclinadas (10°-15°), con matorral, pastizal y olivares
105. Laderas ligera a medianamente inclinadas (5°-10°), con matorral, pastizal y olivares.
106. Laderas ligeramente inclinadas (3°-5°), con olivares, cultivos de secano y matorral.
107. Superficies muy suavemente inclinadas (1°-3°), con cultivos de secano, olivares y matorral.

XXIX. Lomeríos sedimentarios medianamente diseccionados (602), formados por lutitas en clima seco estepario.
108. Ladera ligera a medianamente inclinadas (5°-10°), matorral.

XXX. Lomeríos sedimentarios medianamente diseccionados (602), formados por conglomerados en clima seco estepario.
109. Ladera medianamente inclinada (10°-15°), con matorral.
110. Laderas ligera a medianamente inclinadas (5°-10°), con cultivos de secano y matorral.

XXXI. Lomeríos sedimentarios ligeramente diseccionados (402), formados por areniscas (con niveles de conglomerados, lutitas, calizas, dolomías y yesos) en clima seco estepario.
111. Laderas ligera a medianamente inclinadas (5°-10°), con matorral, pastizal y cultivos de secano.
112. Laderas ligeramente inclinadas (3°-5°), con frutales no cítricas, matorral y cultivos de secano.
113. Superficies muy suavemente inclinada (1°-3°), con olivares y cultivos de secano.

B.3. Piedemontes en clima seco estepario

XXXII. Piedemontes fluvio-torrenciales cumulativos-erosivos formados por depósitos deluvio-coluviales en clima seco estepario
114. Ladera fuertemente inclinadas (20°-30°), con pastizal y matorral.
115. Laderas mediana a fuertemente inclinadas (15°-20°), con matorral y pastizal.
116. Laderas medianamente inclinadas (10°-15°), con matorral y pastizal.
117. Laderas ligera a medianamente inclinadas (5°-10°), con matorral, pastizal y cultivos de secano.
118. Laderas ligeramente inclinadas (3°-5°), con cultivos de secano, frutales no cítricos y pastizal.
119. Superficies muy suavemente inclinadas (1°-3°), con olivares, frutales no cítricos y pastizal.

B.4. Planicies en clima seco estepario

XXXIII. Planicies sedimentarias acolinadas, fuertemente diseccionadas (302), formadas por lutitas en clima seco estepario.
120. Superficies muy suavemente inclinadas (1°-3°), con matorral.

XXXIV. Planicies sedimentarias acolinadas, fuertemente diseccionadas (302), formadas por conglomerados en clima seco estepario.
121. Laderas ligeramente inclinadas (3°-5°), con matorral, cultivos de secano y pastizal.
122. Superficies muy suavemente inclinadas (1°-3°), con matorral.

XXXV. Planicies Valles fluviales en clima seco estepario, formados por depósitos aluviales.
123. Laderas medianamente inclinadas (10o-15o), con regadío, olivares y matorral.
124. Laderas ligera a medianamente inclinadas (5o-10o), con matorral, pastizal y regadío.
125. Laderas ligeramente inclinadas (3o-5o), con regadío y olivares.
126. Superfícies muy suavemente inclinadas (1o-3o), con regadío y frutales no cítricos.

RESULTADOS Y CONCLUSIONES

Los datos de Disección Vertical (DV) nos muestran que el relieve del PCRM está compuesto principalmente por montañas, con un 65% de su superficie; 208,13 km2 son montañas ligeramente diseccionadas y 40,37 km2 son montañas medianamente diseccionadas; en éste último tipo figuran todas las formaciones con encañonamientos que caracterizan este tramo del río Martín, además de la Muela de Montalbán y los puntos más accidentados de Sierra de Arcos. 89,64 km2 son lomeríos (23,63% del total), 29,1 km2 son valles aluviales (7,67%), 7,53 km2 son piedemontes (2%) y 4,5 km2 son planicies “acolinadas” (1,2%) ubicadas fundamentalmente en el tramo septentrional del área de estudio.

Centrados en las unidades propiamente paisajísticas, se identificaron 35 Unidades Superiores de Paisaje y 127 Unidades Inferiores (Figura 2).  La unidad superior de paisaje predominante en el PCRM es la VIII, es decir, montañas sedimentarias de mediano porte formadas por calizas, dolomías y carniolas en clima submediterráneo continental, ocupando 111,25 km2  (29,3% del total). Se distribuye por todo el sector meridional-central, desde Peñarroyas y Torre de las Arcas hasta Alcaine, y el tramo desde Cueva Foradada a Oliete. Otra gran superficie de esta unidad la encontramos a la altura de Ariño. Aunque con menor porte, también hay presencia destacada en la Muela de Montalbán. La vegetación predominante es matorral, pastizal, bosques de coníferas y bosque de frondosas. Es la unidad con mayor extensión de bosque natural, con 20 km2, seguida de la unidad III con 7,4 km2.

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Figura 2.  

Con 63 km2 (16,6%), casi la mitad de la anterior, la segunda unidad predominante es la V, montañas sedimentarias poco accidentadas formadas por areniscas, conglomerados, lutitas, calizas, dolomías y yesos en clima submediterráneo continental. Los usos destacados coinciden con la unidad VII, si bien en este caso hay una importante presencia de olivares en su sector septentrional. Ambas unidades, junto con las XV y XII, son la que más cultivos de secano presentan.

La delimitación climática efectuada permitió determinar que 39 km2 del PCRM (10,3% del total) están en seco estepario, lo que originó doce unidades superiores bajo este dominio climático. La de mayor extensión es la XXXV, es decir, valles fluviales formados por depósitos aluviales en 12,8 km2 de superficie, y es que es en este tramo donde el río Martín inicia la fase de incorporación a la Depresión del Ebro, un espacio geográfico que se caracteriza por la desaparición de formaciones montañosas; básicamente son grandes piedemontes y glacis que descienden progresivamente hasta topar con el cauce del río Ebro. También es la zona donde mayor extensión encontramos de cultivo de regadío junto con la unidad XXIII (de valles aluviales en clima submenditerráneo continental).

Con el mapa de paisajes físico-geográficos del PCRM se reprodujo una leyenda explícita y explicativa en cuanto a la composición y estructura de sus geocomplejos. En él se muestra la heterogeneidad de sus paisajes físico-geográficos, cualidad que explica la distribución de las variables ecológicas actuales y determina, a su vez, la potencialidad en cuanto a futuros usos del suelo y su susceptibilidad a dichos usos. Esta cartografía, a escala 1:50.000, se propone como herramienta de base para posteriores trabajos de planificación territorial y análisis ecológico sobre el PCRM.

AGRADECIMIENTOS

Los autores agradecen al programa de becas MAEC-AECID porque hicieron posible que el primer autor se desplazara a México para aprender el proceso metodológico de los paisajes físico-geográficos.

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CARTOGRAFÍA

  • Atlas Climático de Aragón (Gobierno de Aragón, 2007)
  • Cartografía topográfica 1: 5.000 (Gobierno de Aragón, 2009)
  • Corine Land Cover, 1: 100.000 (IGN, 2008)
  • Ortofototografías del Plan Nacional de Ortofotografía Aérea (PNOA) (Gobierno de Aragón, 2009)
  • Mapa Forestal de Nacional 1: 50.000 del Ministerio de Medio Ambiente (MMA, 2004)
  • Mapa Geológico Continuo de España, a escala 1: 50.000, del Instituto Geológico y Minero de España (IGME, 2009)
  • Mapa Geológico de Aragón, 1: 200.000 (Gobierno de Aragón, 1993)
  • Mapas topográficos 1: 25.000 del Instituto Geográfico Nacional (Gobierno de España, 2002)
  • Red fluvial de la Confederación Hidrográfica del Ebro (Gobierno de España, 1998)
  • Sistema de Información sobre Ocupación del Suelo de España (SIOSE) (Gobierno de Aragón, 2009)
  • Tercer Inventario Forestal Nacional, 1:50.000 (MMA, 2007)

Notas
1. Con la nueva delimitación, el tramo noroccidental incide en el municipio de Muniesa.
2. Es necesario indicar que los mapas tipológicos de paisaje físico-geográfico incorporan el tipo de suelo en cada unidad inferior. En este caso no ha sido así por no disponer de cartografía edafológica con suficiente detalle. No obstante, cabe decir que el proceso cartográfico no se ve mermado por esta circunstancia.