Desde su creación en 2002, la Cartoteca de la Universitat de València ha ido recibiendo transferencias de material cartográfico de distintos departamentos y bibliotecas de la Universidad. Entre estos materiales, en el año 2015, llegó una serie de mapas producidos o publicados por la Junta General de Estadística a mediados del siglo XIX, en total 53 mapas de esta institución. Una búsqueda realizada en los catálogos de la Biblioteca Nacional de España, la Real Academia de la Historia, el catálogo colectivo de las universidades españolas (REBIUN), la Biblioteca de Catalunya y el catálogo colectivo de las universidades catalanas (CCUC) reveló además que esta era la mayor colección de mapas de esta institución (al menos que hubiera sido catalogada) exceptuando la existente en el Instituto Geográfico Nacional de España, donde se conserva toda la documentación producida por la Junta (1).
En este trabajo se va a describir qué fue la Junta General de Estadística y su producción cartográfica, la colección de la Universitat de València y las acciones que se han llevado a cabo para su puesta en valor.
La Junta General de Estadística
La creación en 1870 del Instituto Geográfico Nacional, que en el año 2020 celebró sus 150 años de existencia, es la culminación de toda una serie de tentativas realizadas en el siglo XIX para dotar a España no solo de un mapa topográfico nacional, sino de diversas clases de cartografía temática (geológica, hidrológica, forestal y catastral) necesaria para el correcto conocimiento y explotación del territorio y como herramienta para el desarrollo del Estado.
La Dirección de la Carta Geográfica (1843), la Comisión del Mapa Geológico de España (1849) y la misma Junta General de Estadística son el ejemplo para España de dos procesos que caracterizan a la cartografía del siglo XIX: el desarrollo de la cartografía temática por un lado y por otro el de la cartografía realizada por instituciones oficiales. También influirá el desarrollo de la administración pública y de algunas de las herramientas que se usarán para la gestión de los países, como la estadística. No es casualidad que el organismo estadístico del Estado se hiciera, siquiera temporalmente, cargo de la confección de la cartografía oficial.
Podemos decir que en el caso español es la figura de Francisco Coello quien personifica este proceso: de realizar, en la primera mitad del siglo, cartografía “de autor”, pasará a dirigir, en la segunda mitad de este, la sección cartográfica de la Junta General de Estadística.
Sin embargo, esta institución tuvo una vida breve, entre 1856 y 1870, y la gran mayoría de su producción cartográfica quedaría inédita, pasando después a engrosar los fondos del Instituto Geográfico Nacional, su heredero solo en parte, ya que los mapas geológicos, forestales e hídricos serían disgregados hacia otras instituciones del Estado y realizados por los correspondientes cuerpos de ingenieros.
A pesar de sus pocos años de existencia, la Junta sufrió numerosas reestructuraciones y remodelaciones, lo que influyó en su rendimiento. La causa de ello era la alternancia de la coyuntura política, muy cambiante durante todo el reinado de Isabel II. Podemos describir muy brevemente su trayectoria:
El 3 de noviembre de 1856, durante el gobierno de Narváez, de la fracción “moderada”, se crea la Comisión General de Estadística del Reino, que dependía del Consejo de Ministros. El 27 de noviembre de ese mismo año se publicaba su reglamento, que dividía la Comisión en cuatro secciones. La primera sección, la correspondiente a la geografía, tenía las siguientes competencias: carta geográfica de España, planos topográficos para su aplicación catastral, cartas forestal y geológica, viabilidad pública, terrestre, fluvial y marítima, así como la descripción de costas y fronteras. Sin embargo, esta organización duró poco ya que la dirección de los trabajos geográficos y topográfico-catastrales pasó en poco tiempo a depender del Ministerio de la Guerra (Muro, 1992).
En menos de dos años, con la subida al poder de Leopoldo O’Donnell, el líder de la Unión Liberal, se volvería a remodelar la Junta, accediendo en ese momento, entre otros, Pascual Madoz y Francisco Coello. El gobierno de O’Donnell, que va de junio de 1858 a marzo de 1863, representa la etapa más estable y de mayor actividad de la institución. Este no es un hecho aislado: durante el llamado “parlamento largo” de O’Donnell se produce un intento de modernización de la Administración y del Estado mediante la promulgación de diversas leyes que reorganizaron el ministerio y la carrera fiscal, la creación del cuerpo de ingenieros de montes, la reorganización del Ministerio de Fomento, la llamada Ley Moyano de educación, la ley del notariado o la hipotecaria (Burdiel, 2016).
Por lo que se refiere a la Junta, hito fundamental de este periodo es la Ley de Medición del Territorio de 5 de junio de 1859, impulsada por Coello. La ley ponía todos los trabajos cartográficos en manos de la Comisión de Estadística, incluso los de la Junta Directiva del Mapa de España, en manos militares.
El 1 de mayo de 1861 la Comisión recibió el nombre de Junta General de Estadística. Esta quedaba dividida en dos partes: la geográfica, que incluía todos los trabajos señalados en la Ley de Medición del Territorio, principalmente en sus partes geodésica y topográfica, y la estadística (Muro, 1992). También se crea una Escuela Especial de Topógrafos.
En octubre de 1864 Narváez entra de nuevo en el gobierno. Con él se inicia el declive de la labor cartográfica y de la misma Junta. Se suprimieron direcciones, se simplificó el organigrama y se rebajó el presupuesto. Además, pasó a ser solamente una institución de carácter consultivo (Muro, 1992). En febrero de 1865 salieron de esta institución las competencias del mapa geológico, que pasaron al Ministerio de Fomento.
En junio de 1865 es de nuevo Leopoldo O’Donnell quien accede al poder remodelando una vez más la Junta, que se estructuró en dos direcciones generales: la geográfica y la estadística y reduciendo de nuevo su presupuesto.
Otro cambio más sucedió en 1866, de nuevo con Narváez en el poder. En esta ocasión se disolvieron las dos direcciones generales, geográfica y estadística. Las competencias de la dirección geográfica pasaron al Estado Mayor del Ejército (Muro, 1992). Esto significaba de hecho el final de la Junta General de Estadística. Coello dimitió en 1868, aunque continuó aún durante un tiempo, abandonando los trabajos de campo y dedicándose sobre todo a la revisión de lo hecho y a la publicación de algunos de los resultados.
Finalmente, el nuevo gobierno surgido de la revolución de 1868, aunque al principio mantuvo la Junta como un organismo meramente consultivo, acabaría apostando por la creación de una nueva institución, el Instituto Geográfico Nacional.
Además de todos estos cambios orgánicos, que reflejan en realidad diferentes concepciones del problema de obtener una cartografía oficial por parte de las distintas facciones del Estado liberal del siglo XIX, se han señalado también otras causas para que el proyecto geográfico de la Junta General de Estadística no tuviera éxito. Entre ellas estaría la propia concepción del plan de Coello plasmado en la Ley de Medición del Territorio de 1859, demasiado ambicioso y costoso en tiempo para las posibilidades del Estado español en esos momentos, el desfase entre los presupuestos consignados y la tarea a realizar, así como las cambiantes coyunturas políticas del momento, que impedían la necesaria estabilidad en este tipo de trabajos, que necesariamente debían ser planteados a largo plazo (Muro,1992). Esto no pasó desapercibido a los contemporáneos, y la Junta recibió también críticas desde varios sectores. Baste como ejemplo un curioso opúsculo publicado en 1862 bajo el seudónimo de “Benengeli”, donde se critica ferozmente a la Junta, a la Ley de Medición del Territorio y a los trabajos topográfico-catastrales que se estaban realizando, bajo el título La Junta General de Estadística: de lo poco que hace, de lo mucho que cuesta y de los desaciertos que comete (Benengeli, 1862). En este caso, la imprenta del periódico El clamor público, que es quien edita el citado folleto, era una de las más importantes controlada por el partido progresista, excluido y autoexcluido del poder en grandes períodos del reinado de Isabel II (Burdiel, 2016).
Testimonio de los trabajos de la Junta por obtener una cartografía oficial española, quedan, además de toda su documentación y cientos de mapas manuscritos conservados en el Instituto Geográfico Nacional, unos pocos mapas impresos. Vamos ahora a verlos a partir de la colección conservada en la Cartoteca de la Universitat de València.
La cartografía temática: forestal, geológica, hidrológica…
La Junta General de Estadística, según el proyecto centralizador de Francisco Coello, promovió la realización de una cartografía temática de diversa índole, con el objetivo, en palabras de los profesores Nadal, Urteaga y Muro (1994), de reconocer el territorio, medir la propiedad y evaluar los recursos, es decir, servir de apoyo y herramienta a la construcción del nuevo estado burgués y a sus necesidades para el conocimiento del país a todos los niveles. Estos mapas fueron levantados por miembros de los cuerpos de ingenieros de minas y geólogos, así como por los ingenieros forestales. Sin embargo, la falta de una cartografía oficial de base, que aún no existía, y de criterios unificadores para presentar los trabajos lastró el resultado. Llegaron a publicarse muchos menos trabajos de los realizados.
Seguidamente se abordan las realizaciones hidrológicas, forestales y geológicas.
La cartografía hidrológica
El estudio de las cuencas de los ríos fue objeto de la atención de la Junta. Para ello se crearon una serie de brigadas hidrológicas, desarrollando diversas campañas, aunque sus resultados siempre estuvieron por debajo de las previsiones. Esta labor hidrológica de la Junta ha sido estudiada por Joan Mateu (Mateu, 1996). Las campañas empezaron en 1860 por el Tajo, y posteriormente, bajo el mando de Pedro Antonio de Mesa, se extendieron por el Guadalquivir, Ebro y Duero y se prolongaron hasta 1865. Después se realizaron los trabajos de gabinete y en 1867 se disolvió la brigada hidrológica. A partir de entonces fue el Ministerio de Fomento quien se encargaría de esta tarea.
De todos los trabajos hidrológicos de la Junta General de Estadística sólo llegaron a publicarse el Reconocimiento hidrológico del Valle del Guadalquivir (1864) y el Reconocimiento hidrológico del Valle del Ebro (1865), ambos obra de Pedro Antonio de Mesa. En la Universitat de València se conservan dos ejemplares del reconocimiento del Guadalquivir, uno en la Biblioteca Histórica y otro en la Biblioteca de Humanidades, y en la Cartoteca hay 3 mapas procedentes del reconocimiento del Ebro, el Plano General de la cuenca del Ebro y sus afluentes, el Plano General de la cuenca del Ebro y el Perfil general del Ebro y sus principales afluentes.
La cartografía forestal
También se trabajó, por parte de los ingenieros de montes, en el intento de elaborar una cartografía forestal española, realizando los llamados bosquejos dasográficos, anotando la distribución de las especies, el régimen de propiedad de los bosques y su aprovechamiento económico (Nadal, Urteaga y Muro, 1994). Como en otros casos, se publicaron finalmente muchos menos mapas y trabajos de los que se habían ejecutado. En este caso, en la Cartoteca de la Universitat de València se conservan el Bosquejo dasográfico de la provincia de Oviedo de Francisco García Martino, publicado por la Junta en 1863, aunque lleva fecha de 1862, y el Plano de rodales del monte La Garganta de los propios del Espinar, de 1863, obra de Andrés Antón Villacampa y Agustín Romero López.
Figura 1. ANTON VILLACAMPA, A. y ROMERO LÓPEZ, A. Plano de rodales del Monte La Garganta de los propios del Espinar. 1:20.000. Madrid : Junta General de Estadística, 1863. 500 mm x 690 mm. Cartoteca de la Universitat de València
Figura 1. ANTON VILLACAMPA, A. y ROMERO LÓPEZ, A. Plano de rodales del Monte La Garganta de los propios del Espinar. 1:20.000. Madrid : Junta General de Estadística, 1863. 500 mm x 690 mm. Cartoteca de la Universitat de València.
La cartografía geológica
En este campo, la labor de la Junta General de Estadística se plasmó en la publicación de varios mapas, de los cuales en la colección de la Cartoteca están el Mapa de España y Portugal, el Mapa geológico de la provincia de Palencia, el Mapa geológico estratigráfico de las montañas de la provincia de Palencia, el Bosquejo geológico industrial y de aguas minerales de la provincia de Santander, el Mapa geológico de la provincia de Madrid y el Plano euforimétrico del término municipal de Madrid, con información sobre suelos y el plano del casco urbano de la capital.
Figura 2. PRADO, Casiano de. Mapa geológico de la provincia de Madrid. 1:200.000. Madrid : Comisión de Estadística General del Reino, 1861. 820 mm x 700 mm. Cartoteca de la Universitat de València.
La cartografía catastral
De todos los trabajos emprendidos por la Junta General de Estadística, la cartografía catastral es a la que se dedicaron los mayores esfuerzos y la que dio lugar a un mayor número de mapas impresos. El esfuerzo por obtener mapas catastrales se plasmó en tres realizaciones: los mapas catastrales por términos municipales, los mapas de los reales sitios y la cartografía catastral urbana.
Los mapas catastrales por términos municipales
El levantamiento de mapas catastrales por la Junta General de Estadística cuenta con los estudios de José Ignacio Muro, Francesc Nadal y Luis Urteaga (1992) y de José Ignacio Muro (2006). En ambos trabajos se distinguen cuatro etapas en la realización de mapas topográfico-catastrales, que se realizaron, sobre todo, en la provincia de Madrid, aunque también se efectuaron trabajos en las de Cuenca, Guadalajara y Toledo.
La primera etapa va desde 1857 hasta la promulgación de la Ley de Medición del Territorio de 1859, y en ella los levantamientos se realizan por masas de cultivo. Este sistema recogía los usos agrarios del suelo, pero dejaba de lado la precisión topográfica. El objetivo era la rapidez en su elaboración.
La segunda etapa va desde 1859 hasta 1866 y en ella, siguiendo la Ley de Medición del Territorio, el sistema de masas de cultivo se cambió al del catastro parcelario, que además de registrar las distintas propiedades pretendía avanzar también en los trabajos topográficos.
De 1866 a 1868 se produce una tercera etapa en que los esfuerzos se centraron en la medición y deslinde de términos municipales
Por último, durante la cuarta y breve etapa hasta la disolución de la Junta, se abandonaron los levantamientos sobre el terreno, dedicándose sobre todo a trabajos administrativos.
Como ha puesto de manifiesto la bibliografía, la elaboración del catastro reveló un importante grado de ocultación de la riqueza, lo que unido a los constantes cambios de gobierno y de organización de la Junta, propició su paralización.
En cuanto a la producción impresa, del listado de mapas publicados por la Junta (Muro, Nadal y Urteaga, 1992), la Cartoteca de la Universitat de València conserva la mayoría de éstos. Según la división realizada por estos autores, nuestra Cartoteca dispone de:
Mapas de conjunto de la provincia de Madrid: Madrid y sus contornos: hojas miriamétricas reducidas a 1:100.000, Topografía catastral de España: estado de los trabajos en la provincia de Madrid: 1º de enero de 1866, Provincia de Madrid: perímetros de los términos municipales y Provincia de Madrid: triangulación catastral de conjunto.
Croquis topográficos por masas de cultivos: mapas de los partidos de Getafe, San Martín de Valdeiglesias, Torrelaguna, Guadalajara (2 mapas, uno de ellos con la parte agregada del municipio de Tamajón), Escalona y Tarancón.
Planos de conjunto de términos municipales a escala 1:20.000: términos de Arroyomolinos, Canillejas, Canillas, Casarrubielos, Cubas, Collado-Villalba, Fuente el Fresno, Humanes de Madrid, Pesadilla, Romanillos, Serranillos, Torrelodones, Villanueva de la Cañada y Villaverde.
Figura 3. JUNTA GENERAL DE ESTADÍSTICA (España). Sección Catastral. Topografía catastral de España: estado de los trabajos en la provincia de Madrid: 1 de enero 1866. 1:400.000. Madrid : Junta General de Estadística, 1866. 400 mm x 560 mm. Cartoteca de la Universitat de València.
En total 25 mapas. Sin embargo, las labores catastrales de la Junta General de Estadística abarcan, además, otro tipo de trabajos que también produjeron mapas impresos: los mapas de los Reales Sitios y la cartografía urbana.
Los mapas de los Reales Sitios
Fueron levantados entre 1861 y 1869, y han sido objeto de un estudio monográfico (Urteaga y Camarero, 2014). Respondieron a la promulgación de la Ley de Deslinde de Patrimonio de la Corona, de 12 de mayo de 1865, y la Junta cartografió los sitios de Riofrío, La Granja, Valsaín, El Escorial, El Pardo y Viñuelas, la Casa de Campo y Aranjuez. En esto, según los autores citados, había un interés hacendístico evidente, ya que por ley una parte de ellos podían ser desamortizados, y, además, su realización suponía el control del gobierno sobre las posesiones que habían sido exclusivas de la monarquía. El proceso se interrumpió bruscamente a consecuencia de la revolución de 1868, ya que el exilio de Isabel II hacía innecesarios los trabajos, y el gobierno declaró extinguido el patrimonio de la corona y revirtió todos sus bienes al Estado mediante una ley promulgada en 1869.
De los planos de estos Reales Sitios publicados, la Cartoteca de la Universitat de València posee dos: el Plano del Real Sitio de Aranjuez, de 1868, y el Plano del Real Sitio de El Pardo y Viñuelas, de 1867, ambos a escala 1:40.000 y con las plantas de los edificios ligados a la corona a escala 1:1.000. (Figura 4).
Figura 4. JUNTA GENERAL DE ESTADÍSTICA (España). Sección Catastral. Plano del Real Sitio de Aranjuez. 1:40.000. Madrid : Administración de la Real Casa y Patrimonio, 1868. 625 mm x 910 mm. Cartoteca de la Universitat de València.
La cartografía catastral urbana
La Junta General de Estadística inició también el levantamiento de cartografía urbana, en concreto el parcelario urbano de Madrid, aunque en fechas posteriores los extendió a otras ciudades (Almería, Cartagena, Granada, Murcia, Soria y Toledo) (Muro, Nadal y Urteaga, 1992). Los trabajos en Madrid se iniciaron en 1860, pero su publicación se retrasó hasta 1866 (Muro, 2006). Los mapas publicados fueron 12 hojas de distritos de Madrid, a escala 1:2.000, de los que la Cartoteca dispone de los de Universidad, Congreso, Buenavista, Palacio (en dos hojas), Latina, Inclusa, Hospital, Hospicio, Audiencia y Centro (10 distritos). Faltaría en nuestra colección el distrito de Chamberí. Asimismo, se publicaron cuatro hojas de manzanas a escala 1:1.000, de las que poseemos la totalidad: distrito del Congreso, manzana 269, y del distrito de Buenavista una hoja con la manzana 285, otra con las manzanas 282, 283 y 284 y la tercera con las manzanas 280, 281 y 329.
Figura 5: JUNTA GENERAL DE ESTADÍSTICA (España). Sección Catastral. Madrid: distrito del Congreso. 1:2.000. Madrid : Junta General de Estadística, 1867. 800 mm x 555 mm. Cartoteca de la Universitat de València.
La gestión de la colección
La puesta a punto de la colección ha requerido varias tareas: en primer lugar, identificar todas las piezas que estuvieran relacionadas con la Junta General de Estadística y catalogarlas. Además, al igual que pasaba con otra cartografía llegada a la Cartoteca, muchos de estos mapas tenían un deficiente estado de conservación, presentando múltiples daños como suciedad, roturas, etc. La importancia de estos daños hacía que fuera necesario un proceso de consolidación de los mapas. Esto se hizo mediante la convocatoria de dos becas anuales a tal efecto por parte de la Biblioteca de Humanidades, de quien depende orgánicamente la Cartoteca de la Universitat de València, en colaboración con el Máster de Patrimonio impartido en la Facultad de Geografía e Historia, donde se ubica la Cartoteca físicamente, y con el Laboratorio de Análisis y Diagnóstico de la Obra de Arte, en cuyas instalaciones se realizaron los trabajos. Estas becas tuvieron lugar en los cursos 2017-18 y 2018-19. El objetivo perseguido era consolidar las piezas y asegurar su preservación para posteriormente digitalizarlas y conservarlas en las instalaciones de la Cartoteca. Este proyecto contribuía también a la visualización de ambos departamentos, la Cartoteca y el Laboratorio, además de hacerse mediante la colaboración de distintas instancias universitarias, la facultad y la Biblioteca de Humanidades.
Acabadas las intervenciones en los mapas, se procedió a su digitalización y puesta a disposición en el repositorio de la Universitat de València, RODERIC, donde ya es posible consultar de manera pública esta colección.
Con el objetivo de dar a conocer estos trabajos, algunas de las piezas tratadas, entre ellas varias de la Junta General de Estadística, fueron objeto de una exposición en la Facultad de Geografía e Historia, inaugurada el 5 de octubre de 2020, que posteriormente se exhibió en las instalaciones de la Universitat de València en las poblaciones de Onteniente y Gandía, en este caso con la participación del Vicerrectorado de Cultura y Deporte de la universidad.
Habría que añadir, como parte de este proceso, esta misma comunicación, que pretendemos que sirva como publicidad a esta importante colección cartográfica de la Cartoteca de la Universitat de València.
Conclusiones
Además de desarrollar las tareas usuales de gestión de sus colecciones, atención a la docencia e investigación, formación de usuarios, etc., las cartotecas universitarias tienen, en la medida en que sus fondos lo permitan, una oportunidad de visibilización dentro de su institución con la puesta en valor de sus colecciones patrimoniales, así como de cooperación con otras instancias universitarias.
En el caso concreto de la Cartoteca de la Universitat de València, las transferencias de documentación cartográfica desde otros lugares de la Universidad han aportado bastantes fondos con valor patrimonial, como mapas murales, atlas y distintos tipos de cartografía del siglo XIX. La investigación, identificación y reconocimiento de los distintos valores de cada pieza o conjunto cartográfico (histórico, informativo, estético, etc.), y, en su caso, su restauración o digitalización, así como la difusión, suponen una oportunidad para que la Cartoteca participe de una manera más activa en la vida universitaria. En este sentido, la labor realizada con la colección de mapas de la Junta General de Estadística ha permitido sacar a la luz un importante fondo del patrimonio bibliográfico y documental de la Universitat de València. Nuestra intención es que este no sea un caso aislado y que continúe con el tratamiento de otras de nuestras colecciones cartográficas.
Notas
- Los resultados obtenidos, en las instituciones en las que hemos podido encontrar un mayor número de mapas son: Biblioteca Nacional de España, 15, Universidad Politécnica de Madrid, 19 y el Instituto Geológico y Minero de España, 15. En otras bibliotecas existe un número menor.
Bibliografía
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