Esta ponencia pretende dar a conocer las cartotecas universitarias españolas así como plantear unas reflexiones sobre su papel en la universidad actual, que está en pleno proceso de transformación. En el II Encuentro IBERCARTO (2006) presenté una ponencia basada en los datos de REBIUN. En esta ocasión, me baso en los resultados de una encuesta dirigida a las cartotecas universitarias que aborda aspectos tales como la posición dentro de la estructura universitaria o la dotación de personal y presupuestaria y que proporciona un mayor detalle sobre los tipos de documentos que las estadísticas REBIUN. La imagen que se obtiene es que, a pesar de la riqueza de las colecciones, las cartotecas universitarias son escasas y que, dentro de éstas, existe cierta diversidad organizativa y de tamaño. Se concluye que la documentación cartográfica en la Universidad tiene una importancia creciente en el contexto del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) y que la colaboración es una estrategia necesaria para reforzar y ampliar la posición de estos servicios, aún dentro de la crisis económica.

Introducción. Objetivos y estado de la cuestión

Es un placer para mí participar de nuevo con una ponencia en un Encuentro de IBERCARTO. Antes de empezar mi intervención, quiero agradecer a la Universidad de Valencia su acogida y el trabajo de todas las personas que han participado en la organización de este evento, lo que personalizo en José Rueda, como cartotecario de esta Universidad.

En el II Encuentro de IBERCARTO celebrado en 2006 en Lisboa presenté una panorámica de la situación de las cartotecas universitarias en España. Solamente seis universidades disponían de una (o más) cartotecas, concebidas como “unidad documental especializada que guarda una colección cartográfica y una biblioteca de apoyo y que está servida por personal técnico formado al efecto”1. Eran las de las Universidades Autónoma de Barcelona, Autónoma de Madrid, de Barcelona, Complutense de Madrid, de Girona y de Valencia. Cuatro años después el panorama no ha mejorado mucho y parece que el futuro no es muy halagüeño.

En aquella intervención planteé que la transformación de las bibliotecas universitarias que exigía la renovación de los estudios debía llegar a las cartotecas2. Como factor que impulsa esta transformación se encuentra el “Plan Bolonia”, que conlleva la implantación de nuevos estudios de Grado y Posgrado, que sustituyen a los de Licenciaturas y Tercer Ciclo y que se basan en el aprendizaje activo, en un mayor número de prácticas y en el trabajo cotidiano del estudiante.

Por otra parte, la crisis económica ha incidido en el proceso de adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior y, por tanto, en la implantación del llamado “Plan Bolonia”, en la reducción de presupuesto disponible para un movimiento tan profundo y de tan largo alcance como fue planeado. La disminución de recursos económicos ha frenado los cambios que requerían nuevas inversiones o bien un cambio de mentalidad de los equipos de gobierno de las universidades o bien ambas cosas, como sucede con el sistema bibliotecario en el que, mayoritariamente, se enmarcan las cartotecas. Los planes de construcción de nuevos edificios o de transformación de espacios así como la dotación de más personal no parece que vayan a caracterizar a nuestros Campus en un futuro próximo. Quizá los únicos “brotes verdes” sean los acogidos al programa de “Campus de Excelencia Internacional” del Ministerio de Educación y sería interesante ver qué lugar ocupan en los proyectos subvencionados las Bibliotecas en general y las cartotecas en particular. Será necesario un esfuerzo de gestión considerable para conseguir mantener un cierto crecimiento de las colecciones y el nivel de servicio que presuntamente exige el nuevo marco universitario.

Es por ello por lo que no soy optimista sobre el futuro de las cartotecas universitarias, al menos a corto plazo. Esta afirmación deriva también de la comparación de los resultados de la Encuesta que se envió a todas las universidades entre octubre de 2009 y enero de 2010, y en la que se basa esta ponencia, con el estudio que presenté en 2006. ¿Qué ha pasado en estos cuatro años, con y sin crisis económica? En este ámbito hay que destacar también que el número de respuestas a la Encuesta es considerablemente menor al número de universidades que tienen materiales cartográficos según los datos contenidos en el Anuario Estadístico de REBIUN3. La Encuesta se analizará a continuación, pero no quiero terminar este punto sin adelantar una conclusión optimista o, al menos, activa: precisamente las malas circunstancias de entorno es lo que hace más necesaria la coordinación de las cartotecas universitarias.

Me ocupo de las cartotecas universitarias como grupo especial dentro de IBERCARTO. No es por corporativismo (al menos no es mi intención) sino porque considero que tienen una problemática común y distinguible de otras cartotecas. El carácter diferencial de una Cartoteca universitaria es su dimensión de servicio docente, pues otras características las comparte con otras cartotecas, tanto en cuanto a sus fondos como en cuanto a los servicios que ofrece.

Una Cartoteca universitaria puede definirse mediante una serie de rasgos diferenciales:

    • un servicio para el aprendizaje, la docencia y la investigación;
    • disponible para estudiantes, investigadores y docentes de diversas áreas de conocimiento (como Geografía, Ciencias Ambientales, Historia, Química agrícola, Filologías, Psicología, Ingenierías…)
    • con diversidad de fondos en cartografía analógica y digital;
    • cuyo crecimiento está impulsado por las necesidades de la comunidad universitaria a la que sirve, independientemente de la riqueza de su fondo histórico que deriva, esencialmente de la antigüedad de la universidad;
    • y que debe estar atendida por personal especializado (cartotecarios y expertos en Tecnologías de la Información) así como contar con un espacio e infraestructura adecuados.

Estas características se encuentran en pocas universidades españolas, como veremos a continuación.

Metodología: la Encuesta realizada, base del trabajo

En mayo de 2009 se reunió en la Cartoteca “Rafael Mas” de la Universidad Autónoma de Madrid el grupo de trabajo de Cartotecas Universitarias de IBERCARTO, compuesto por José Rueda Murria, Ana Santamaría Gutiérrez y yo misma, responsables, respectivamente, de las cartotecas de las Universidades de Valencia, Cantabria y Autónoma de Madrid, con el objeto principal de preparar la sesión correspondiente de este IV Encuentro IBERCARTO. Tras un cordial cambio de impresiones acordamos trabajar sobre mi propuesta de realizar una Encuesta a las universidades que nos permitiera realizar un estado de la cuestión, como punto de partida para actuaciones futuras. Recogí el encargo de preparar la Encuesta, enviarla y procesarla. Tras incorporar alguna valiosa sugerencia quedó fijado el esquema y me encargué del resto del proceso. Agradezco el apoyo inicial de los colegas citados y asumo la responsabilidad de lo que sigue, que es el resultado del trabajo citado.

En octubre de 2009, y por correo electrónico, se envió a cada una de las bibliotecas universitarias de REBIUN, públicas y privadas (71) más el CSIC como organismo público de investigación, una carta en la que se presentaba IBERCARTO, el proyecto concreto y se solicitaba la colaboración para obtener información de primera mano sobre las cartotecas universitarias en España mediante la cumplimentación de la Encuesta que se adjuntaba. La mayoría de los envíos se realizaron a la Dirección de la Biblioteca Universitaria, al no aparecer claramente la cartoteca en la página web de las respectivas universidades como servicio o sección independiente. En enero de 2010 se envió un recordatorio.

La Encuesta es un cuestionario breve, presentado como formulario Word, estructurado en una serie de preguntas que resumo a continuación, indicando qué información se pretendía conocer en cada apartado. En apéndice se reproduce el cuestionario. Con la Encuesta se pretendía obtener una información de primera mano de las cartotecas universitarias pues se partía de la hipótesis de que éstas permanecen poco visibles en los Anuarios estadísticos de REBIUN, como ya indiqué en el Encuentro IBERCARTO de Lisboa y trataré específicamente más adelante. Aunque se ha mejorado en la presentación estadística de los fondos no librarios en dicha fuente, ésta sigue siendo muy general y nada se dice sobre la forma de gestión de dichos materiales, como es lógico en unas Estadísticas que pretenden dar una imagen global de los fondos y servicios de las bibliotecas universitarias y de investigación.

La encuesta se concibió como un primer acercamiento directo al grupo de cartotecas universitarias y por ello no incluye un gran nivel de profundización, que la hubiera hecho muy compleja y -nos temíamos- hubiera desanimado a un mayor número de bibliotecas a cumplimentarla. Sin seguir la secuencia de las preguntas que, como se ha dicho, se puede ver en el apéndice en el que se incluye el documento completo, podemos resumirlas en cuatro bloques:

1. Carácter y dimensión de las unidades de gestión de los fondos cartográficos
Se pretendía obtener información sobre la forma de gestión de los materiales cartográficos, que existen en la mayoría de las Universidades. Básicamente, si existen Cartotecas reconocidas como tal o no. Muy pocas están en el primer caso, como ya sabíamos y se comentará más adelante. En todo caso, interesa saber si los fondos cartográficos se gestionan en una Cartoteca, en una sección de una biblioteca mayor (o en varias) o dentro de una estructura docente (Centro o departamento) y si están atendidas por profesionales cartotecarios o por bibliotecarios que tienen a su cargo fondos varios. Para completar la información sobre este punto se incluyeron preguntas sobre la forma de financiación de la adquisición de los materiales cartográficos y, en su caso, sobre la infraestructura disponible.

2. Fondos cartográficos
En esta parte se pretendía conocer más a fondo la colección cartográfica de las universidades españolas, que en REBIUN se reduce a una cifra de hojas de mapas. Por ello se incluyó un cuadro en el que se pedía que se indicara el tipo de material cartográfico (mapas analógicos, fotografía aérea, cartografía digital etc.) y su número a 31 de diciembre de 2008.

3. Servicios
Este punto es en el quizá se aprecia más claramente que esta encuesta es sólo un primer acercamiento, como señalé más arriba. Únicamente se pregunta por un nivel elemental de servicios: número de horas y días de apertura y si se da préstamo domiciliario así como el número de éstos y de consulta en sala.

4. Otras informaciones de interés en el marco de IBERCARTO
Finalmente, se incluyeron unas cuestiones sobre el conocimiento de IBERCARTO y sobre el interés de formar una red de Cartotecas universitarias. A quienes respondieran afirmativamente a esta última cuestión se les pedía que señalaran las que, a su juicio, serían las tres funciones más importantes de tal red. Esta es la única respuesta que permite texto libre mientras que el resto de las respuestas tienen un formato y dimensión fijada.

Análisis de las respuestas

En este punto, que constituye el grueso del trabajo, se presentarán los resultados de la encuesta, siguiendo los puntos relevantes de información y se terminará con un análisis de las respuestas obtenidas en “texto libre”.

1. Número de respuestas obtenidas
Contestaron a la encuesta 24 universidades y el CSIC, lo que significa un tercio del total de cartas enviadas. Todas las respuestas venían acompañadas de una nota amable, aunque no todas incluían respuestas completas, especialmente, en lo que se refiere a datos numéricos.

De estas 25 respuestas, veintiuna corresponden a universidades públicas, lo que significa casi la mitad de las 50 instituciones de este tipo en el sistema universitario español, una al CSIC y tres a universidades privadas. Son, pues, muy escasas las respuestas de este último tipo de instituciones, de las que hay una veintena en nuestro sistema universitario y, además, las tres indican que no tienen Cartoteca ni fondos cartográficos en su biblioteca o, únicamente valiosos fondos históricos en la Biblioteca general, como la Universidad Pontificia de Salamanca. En lo que sigue, por tanto, nos centramos en las Universidades Públicas más el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), es decir, en un total de 22 respuestas.

2. Carácter y posición de las Cartotecas en las Universidades. Estructura
Son siete las universidades que responden que tienen Cartoteca como unidad bibliotecaria o punto de servicio. En estas páginas no distinguimos entre ambas cosas pues no consideramos relevante esta distinción a nuestro nivel de análisis. Nos importa que la Cartoteca se distinga como tal, que tenga personal y servicio propio y no tanto si la persona responsable tiene grado de jefatura o no.

  • De esas siete universidades, cinco tienen una Cartoteca única: Autónoma de Barcelona (Cartoteca General), Autónoma de Madrid (Cartoteca “Rafael Mas); Cantabria, Girona y Valencia. Las Universidades Complutense de Madrid y la de Barcelona tiene dos, ambas con un modelo similar. En el primer caso, la Cartoteca “José Estébanez” de Geografía e Historia y la de la Biblioteca de Ciencias Geológicas; en el segundo, en un sistema bibliotecario organizado como Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación (CRAI), existen la Cartoteca de Geografía en la Biblioteca de Filosofía, Geografía e Historia, especializada en fondos de todas las disciplinas relacionadas con la Geografía y la de Geología, formada conjuntamente con el CSIC y especializada en Ciencias de la Tierra4.
  • En seis de las mencionadas siete universidades, las cartotecas están integradas en la estructura bibliotecaria y mantienen con los centros docentes una relación especial (sea con la Facultad de Letras o con los departamentos de Geografía o Geología) pero no una dependencia. Sólo en una, ésta vez la de Cantabria, la Cartoteca está en un departamento, el de Geografía, Urbanismo y Ordenación del Territorio, que pertenece a la Escuela Técnica Superior de Caminos. Notemos que la existencia de esta Cartoteca universitaria es la única novedad sobre el panorama descrito para 2006.

Analizadas las siete universidades con cartotecas, observamos que en otros cuatro casos la colección de materiales cartográficos se encuentra como sección reconocida, bien en las distintas bibliotecas, como en la Universidad de Córdoba5 o bien en la Cartoteca-Mediateca, como en las de Huelva y La Laguna. En el caso del CSIC, en Madrid, en la biblioteca Tomás Navarro Tomás, con fondos procedentes del antiguo Instituto de Economía y Geografía.

Las otras once respuestas señalan la existencia de fondos cartográficos dispersos en las distintas bibliotecas. Entre ellas, destaca la Universidad de Alcalá que indican en su respuesta que no tienen Cartoteca pero sí un proyecto de crearla en el seno de la Biblioteca de Humanidades.

Se deben citar además dos casos de los que no obtuvimos respuesta y que también considero significativos porque están en proceso de transformación. Son los de las Universidades de Lleida y Rovira i Virgili, de Tarragona. En ésta, en 1992 los 3400 mapas se trasladan a la Biblioteca de Lletres-Química que “va asumir la gestió de la cartoteca”6. En Lleida, la Cartoteca, que es “un servei universitari organitzat i prestat pel Departament de Geografia i Sociologia. (…) Actualment el fons es troba en procés de trasllat i catalogació a la Biblioteca de la Facultat de Lletres7.

3. Las colecciones de fondos cartográficos
En este punto podemos comparar las cifras obtenidas a través de la encuesta con las que se obtienen de los Anuarios de REBIUN, lo que constituía uno de nuestros objetivos, a fin de aumentar la visibilidad de las Cartotecas universitarias, semiocultas en las estadísticas generales.

En el cuadro 1 se encuentran recogidos algunos indicadores REBIUN de los Anuarios correspondientes a 2005 y a 2008. La primera es la fecha a la que se refería mi anterior contribución sobre este tema en IBERCARTO y 2008 es la fecha de referencia para estos datos en la encuesta. Se han recogido únicamente los datos correspondientes a universidades públicas y al CSIC ya que, como se ha dicho más arriba, al no haber respuestas relevantes sobre las privadas en la encuesta, incluir datos sobre las mismas sesgaría el análisis. Debo resaltar lo útil que resulta el enlace denominado “Consultas estadísticas”, disponible en la web de REBIUN, que permite obtener los datos por bibliotecas y por categorías (públicas y privadas, presenciales y no presenciales, universitarias o no…). Para la elaboración del cuadro siguiente se han sumado los datos del CSIC a los de las Universidades Públicas.

CONCEPTO    2005  2008  % variación
 Monografías  29.751.257  33.027.741     11,01
 Títulos pub. periódicas papel      592.011      592.689       0,11
 Publicaciones periódicas vivas      199.270      192.358      -3,47
 Títulos de pub. periódicas accesibles electrónicamente        548.247      881.313      60,75
 1) Mapas      308.507      329.899       6,93
 2) Fotografías y diapositivas      379.790      243.984    -35,76
  3) Microformas   1.078.683      780.073    -27,68
 4) Registros sonoros      385.502      447.349     16,04
 5) Vídeos y DVDs      246.118      411.256     67,10
 6) CDRoms      226.886      309.560     36,44
 TOTAL MATERIAL NO LIBRARIO (1 a 6)   2.625.486   2.522.121     -3,94
 Bases de datos electrónicas         6.545          6.452     -1,42
 Recursos electrónicos       27.549      182.716   563,24

CUADRO 1. Algunos datos sobre la colección de las bibliotecas de la universidades públicas y CSIC. Fuente: elaboración propia sobre datos de los Anuarios REBIUN 2005 y 2008. ” href=”http://www.rebiun.org/estadisticas/”>http://www.rebiun.org/estadisticas/

Las estadísticas REBIUN no nos permiten saber con exactitud cuál es el tamaño y las características de las colecciones de materiales cartográficos de las universidades públicas, pues sólo se identifican las hojas de mapas, quedando subsumidas en otras categorías otros tipos de material como los Atlas (en monografías), la fotografía aérea, los CDroms o los recursos electrónicos, tal y como se observa en la primera columna del cuadro que estoy comentando, que reproduce las categorías de la estadística REBIUN. La última columna refleja el porcentaje de variación de la colección entre 2005 y 2008 (datos referidos a 31 de diciembre). En ella observamos que mientras la adquisición de monografías ha permitido aumentar la colección en un 11 % en el periodo indicado, la de mapas (con la salvedad antedicha) lo ha hecho en un 7%. Pero, ¿cuánto de ese espectacular aumento de “recursos electrónicos” -563%- se debe a recursos cartográficos? ¿Cómo ha variado la colección de fotografía aérea, presuntamente incluida en la categoría más general de REBIUN “fotografía”, que ha descendido en más de un 35%?

Nuestro cuestionario pretendía avanzar en el conocimiento de la colección de las Cartotecas universitarias, aunque el resultado obtenido no permite ofrecer una imagen completa ya que no todas las universidades han respondido. Al menos, se puede presentar el problema e ilustrarlo con los datos de las Cartotecas y con algunos de otras Bibliotecas universitarias.

Aunque haya sólo siete universidades con Cartotecas, la práctica totalidad de estas instituciones tienen mapas. Según el Anuario REBIUN de 2008, todas las universidades públicas excepto la Pública de Navarra y el CSIC, tienen “mapas” que suman, como se ha señalado, 329.899 hojas. La colección está muy concentrada, pues el 72 % está en 9 organismos que tienen colecciones superiores a 10.000 hojas. Si sumamos otras 8 universidades cuya colección es superior a las 1.000 hojas obtenemos que 17 universidades tienen el 87% de la colección. Es decir, que el 13 % restante de este material está repartido entre 33 universidades. Hay que destacar que seis de las siete universidades con cartotecas de las que ya se ha hablado, están en el primer grupo, es decir, que cada una de ellas tiene una colección superior a las diez mil hojas de mapas8.

El 54 % de la colección de hojas de mapas censada en el Anuario REBIUN de 2008 se encuentra en Cartotecas universitarias. Esto se puede leer, al menos, de dos maneras. Una, que más de la mitad de la colección que albergan la cincuentena de universidades públicas se encuentra en las 7 universidades que tienen cartoteca. Otra, que casi la mitad de la colección de mapas se encuentra en bibliotecas generales, en algún caso en secciones específicas (como Córdoba, CSIC…) o en mediatecas (como Huelva o La Laguna). ¿Por qué las universidades no sienten la necesidad de formar una Cartoteca? En mi opinión, las razones deben buscarse en alguno de los ámbitos siguientes: la historia de la propia Universidad y de la organización de su sistema bibliotecario; los tipos de estudio que se imparten; la especialidad en determinadas áreas de investigación; la falta de presupuesto o las prioridades que marca; el nivel de conexión del sistema biblotecario con el docente, etcétera.

Volvamos ahora al análisis de nuestra encuesta. De todas las respuestas recibidas (21 universidades públicas y el CSIC), siete universidades -es decir, un tercio de las que respondieron- señalan que “no tienen colecciones de relevancia”, por lo que no cumplimentan el formato enviado para las respuestas. Entre las universidades que así responden, se encuentra una en la que algunos departamentos organizaron exposiciones de material cartográfico “relevante” e “interesante”, tanto analógico como digital en la Semana de la Ciencia del año 20099, lo que parece indicar que la colección se ha ido formando en los departamentos y al margen de la Biblioteca. Asimismo, se encuentran dos que tienen entre 5.000 y 10.000 hojas de mapas según el Anuario REBIUN de 2008, que son la Politécnica de Valencia y la de Oviedo. Es decir, que Universidades con colecciones importantes no han formado Cartoteca. Estos ejemplos refuerzan la afirmación con la que terminaba el párrafo anterior: la formación de una Cartoteca universitaria depende de la confluencia de varios factores, de que coincidan en un momento dado unos docentes y un equipo de gobierno que consideren interesante el proyecto y den, bien a una biblioteca o bien a un departamento, los recursos necesarios para la formación de un servicio especial, tal y como lo hemos definido al principio de esta ponencia.

Son catorce las respuestas que incluyen datos numéricos sobre la colección. El resto, o bien no respondió en el formato enviado o bien no incluyó detalles cuantitativos en el mismo10.

Lo primero que se observa es que las estadísticas REBIUN no reflejan la riqueza y la variedad de los fondos de las Cartotecas que se muestran en las respuestas recibidas. No sólo es que los distintos materiales permanezcan ocultos en una categoría más general sino que incluso los datos de “mapas analógicos: hojas” que se dan en las respuestas a la encuesta frecuentemente no cuadran con los contenidos bajo la misma rúbrica de la publicación de REBIUN. Obviamente, esto no cabe achacarlo a mala fe de alguna de las partes o a errores (¡serían muchos!). La explicación, en mi opinión, se encuentra en otro sitio: cuando al personal bibliotecario le llegan los cuestionarios de REBIUN se debe limitar a rellenar las casillas determinadas en los mismos sin poder abrir otras nuevas, lo cual es coherente con el fin que se persigue. Éste no es otro que presentar una imagen del conjunto del sistema bibliotecario mediante unas categorías homogéneas que permitan la comparación y agregación de los datos de cada universidad. La unidad, para el Anuario es cada institución y no las bibliotecas o colecciones especiales. No entro aquí en considerar cómo sería posible realizar alguna mejora en este sentido cosa que, en todo caso, habría que elevar como propuesta al grupo de Estadística de REBIUN. Mi propósito ahora es analizar cómo se comporta el personal cartotecario (o bibliotecario encargado de los fondos cartográficos) a la hora de rellenar los cuestionarios estadísticos anuales de REBIUN.

Encuentro que hay dos posibilidades básicas de conducta al respecto: una, intentar incluir cada material en alguna de las categorías REBIUN (básicamente, las que se han reproducido en el cuadro 1); otra, incluir únicamente lo que, a juicio de quien cumplimenta los datos, entra claramente en alguna de esas categorías predefinidas. En el primer caso, la suma total cuadrará pero se incluirán en “hojas de mapas” materiales como ortoimágenes, murales…; en el segundo, la estadística reflejará una colección inferior a la que realmente existe. Cuando en la “encuesta” de la que aquí tratamos se desglosan más categorías de materiales cartográficos, quien responde tiene la oportunidad de precisar más y de incluir lo que antes no sabía cómo. El cuestionario que hemos enviado tiene, además, otra función y es la de ensayar su utilidad para un proyecto futuro. En este proceso se ha podido ver qué categorías son demasiado específicas y pueden agruparse, por ejemplo.

A la hora de profundizar en el análisis de este punto, tratando los datos numéricos de cada universidad he tomado la opción de ceñirme a las siete universidades con Cartoteca (cuadro 2) ya que los datos aportados por el resto de universidades que responden a esta cuestión cumplimentando el formulario enviado no permiten establecer conclusiones significativas.

 Tipo de material    Número
 Mapas analógicos: hojas  179.569
 Fotografía aérea  106.242
 Microformas     1.998
 Transparencias          3
 Ortoimágenes     4.230
 Cartografía digital: DVD y CD-ROM        809
 Bases de datos         18
 Monografías: atlas, guías      3590
 Publicaciones Periódicas (vivas / muertas)      21+2
 Murales        349
 Mapas en relieve            38
 Cartografía táctil           7

CUADRO 2. Fondos cartográficos en las cartotecas universitarias. Fuente: Encuesta.

Como se ha dicho más arriba, las Cartotecas siguen diferentes estrategias a la hora de rellenar los datos para REBIUN y no todas las categorías de materiales propuesta en la encuesta se han revelado operativa. A continuación se comentan ambas afirmaciones.

Las respuestas de dos universidades describen un comportamiento al rellenar las Estadísticas de REBIUN que les permite ajustar todo el material cartográfico a las categorías de la red, aunque el problema de la invisibilidad de parte del mismo permanece. Es posible que otras universidades que no lo especifican tengan esta misma conducta. Se trata de incluir en las respuestas de REBIUN “hojas de mapas” las ortoimágenes, los murales, los mapas en relieve y la cartografía táctil mientras que las monografías, las publicaciones periódicas y la cartografía digital se censan en las respectivas categorías REBIUN. Mientras que las universidades con Cartoteca fácilmente pueden reconstruir los datos sobre la colección de fondos cartotecarios las que no las tienen se sumergen en los fondos generales de la colección. Puede argumentarse que actualmente todo se puede recuperar con los catálogos automatizados, pero eso requiere que existan unas claves adecuadas para ello. Este es un problema, como el de los metadatos, que no es objeto de esta ponencia pero adelantaré que algunas universidades, en el área de “texto libre” de la Encuesta, proponen hacer un catálogo de los fondos cartográficos que pueda visibilizarse desde la red IBERCARTO (por ejemplo, “FONDOS CARTOGRÁFICOS EN LAS UNIVERSIDADES ESPAÑOLAS”).

Hay algunas categorías muy reducidas y que existen en pocas Cartotecas, como las microformas (en 2) o las transparencias (en 1). En la encuesta se pedían los datos de la cartografía digital en DVD y en CDROM por separado, lo que se ha revelado, asimismo, poco operativo. Estas observaciones son sólo un ejemplo a tener en cuenta, entre otras, si se pone en marcha la propuesta de realizar un catálogo colectivo de fondos cartográficos. En cuanto al análisis general de la colección lo más importante en número es la cartografía analógica pero todo indica que el crecimiento de la cartografía digital es superior así como la frecuencia de su uso. Para terminar, una observación sobre la importancia de la cartografía histórica, pues hay cinco cartotecas que reseñan la existencia de este tipo de fondos. Sin embargo, algunas de las universidades más antiguas y con un riquísimo material de este tipo no han formado cartoteca (ej., Sevilla, Valladolid). Esto indica que las cartotecas universitarias no se han formado esencialmente en torno a este material, sino principalmente donde se ha elaborado un proyecto en torno a la investigación en áreas geográficas o técnicas y unos planes de estudio renovados, que ha sido acogido y financiado por los equipos de gobierno.

4. Financiación, recursos humanos y materiales
Como en el apartado anterior, en el análisis de estas respuestas trato esencialmente las de las siete universidades con Cartotecas pero, en ocasiones, introduzco algún dato de las otras universidades y del CSIC que han respondido de forma más o menos completa al formulario.

Sólo dos cartotecas tienen presupuesto propio (Universidades Autónoma de Barcelona y de Madrid) que completan, en ambos casos, con partidas extraordinarias de apoyo para programas concretos; dos cartotecas (Universidades de Barcelona y de Valencia) dependen del presupuesto de una biblioteca mayor, lo que también sucede en tres universidades que albergan sus fondos cartográficos en una biblioteca más amplia (Alicante, Córdoba y Santiago). En dos universidades (Complutense y Cantabria) el presupuesto proviene de una Facultad o Departamento. La cartoteca de la Universidad de Girona combina estas dos últimas formas casi al 50%). Por último, hay dos universidades que no tienen presupuesto específico y dependen de donaciones y, ocasionalmente, de alguna compra realizada por departamentos o proyectos de investigación, que depositan en la Biblioteca.

En cuanto a los espacios, las siete universidades de referencia destinan a sus Cartotecas alrededor de 1700 m2, lo que hace una media de 200 m2, si bien las diferencias son grandes, pues van de 125 a 472 m2. Los puestos de lectura propios que ofrecen las Cartotecas son 230.

La mayoría de las cartotecas disponen de dos ordenadores para el trabajo con cartografía digital, situándose en los extremos la UAM con cuatro y la de Cantabria con uno. Como en el punto anterior, nos referimos al ámbito espacial “cartoteca” pues frecuentemente, como señala la Cartoteca de Girona, suele haber en la sala de ordenadores general de la Biblioteca o los Centros algunos programas generales disponibles.

Todas las cartotecas abren más de 200 días al año y más de 30 horas a la semana, siendo las universidades catalanas las que más horario de apertura tienen (55 horas Girona y Autónoma de Barcelona y 60 Barcelona).

Esa apertura se atiende con personal escaso. En todos los casos hay una persona bibliotecaria a tiempo completo, con abrumadora mayoría femenina. En una ocasión está apoyada por un auxiliar (en la UAB), un becario de formación y apoyo (nivel de licenciado, tiempo completo) (en la UAM) o un profesional ajeno al mundo bibliotecario, como el delineante en la de Cantabria. Además, tres disponen de algún becario a tiempo parcial para apoyo en trabajos básicos (UAB, UAM, U. de Girona. En el resto, el personal de apoyo -y a veces el bibliotecario- es común a una biblioteca mayor (así se especifica en las de Barcelona, por ejemplo).

Con este personal se da un servicio de préstamo que varía en las siete universidades con cartoteca. Cuatro tienen préstamo domiciliario (UAM, UB, UCM y UV). El total de préstamos (domiciliario y consulta pues alguna no lo divide) es de 33.61811.

En esta encuesta, como se ha repetido varias veces, sólo se hace una aproximación al mundo de las Cartotecas universitarias españolas y, como se ha indicado, a veces hay un apoyo de una biblioteca mayor pero ha de hacerse constar que la única persona bibliotecaria que atiende cada Cartoteca tiene a su cargo la organización de todo el trabajo y servicio durante las horas de apertura y, en cualquier caso, todo el proceso de selección, adquisición, procesado del documento y puesta en servicio. Las ayudas de los profesores son esenciales en la adquisición así como de los compañeros en el proceso técnico y en el servicio, pero nunca serán más que un apoyo externo que no exime de tener la máxima responsabilidad técnica cartotecaria y de gestión.

5. La visibilidad de Cartotecas e IBERCARTO
Hay aún un conocimiento muy escaso de IBERCARTO en las Universidades españolas. De todas las contestaciones recibidas sólo en seis se dice que conocían IBERCARTO con anterioridad a la recepción de la carta. Son las de las Autónomas de Barcelona y Madrid, la de Cantabria, la Cartoteca José Estébanez Álvarez de Geografía e Historia de la Complutense, la de Girona y la de Valencia. Es decir, ni siquiera todas las cartotecas universitarias conocían IBERCARTO12, aunque ahora podamos decir que todas las universidades han recibido una comunicación y que al menos una veintena han respondido, por lo que son conscientes de la existencia de este grupo de trabajo.

En contraste, en todos los formularios cumplimentados son afirmativas las respuestas sobre la utilidad de formar una red o grupo de cartotecas universitarias en el seno de IBERCARTO. Son 16 respuestas de catorce universidades (una de ellas, la Complutense, mandó dos respuestas, una por cartoteca) y el CSIC.

La encuesta daba la posibilidad, a quienes hubieran contestado afirmativamente a la conveniencia de crear una red de cartotecas universitarias, de indicar las que, en su opinión, serían las tres funciones más importantes de dicha red. En esta cuestión ha habido una alta participación y, así, se han obtenido 39 aportaciones. Claro está que algunas coinciden o son similares en su contenido. Por ello, a continuación, las resumimos sistematizadas y sin indicar de dónde provienen pues no lo considero relevante en este momento de sugerencias.

El mero hecho de disponer de una red de cartotecas universitarias se encuentra explícitamente como valor en alguna respuesta y se sobreentiende en otras. Es lógico, si volvemos a considerar el lugar de una cartoteca dentro de una universidad: un material especial dentro de la Biblioteca (o, eventualmente, departamento) que da un servicio especial, generalmente atendido por una sola persona. Tanto para los problemas técnicos como para los servicios no se puede acudir con tanta facilidad, como lo hacen el resto de los compañeros, a la estructura bibliotecaria que tiene suficiente soporte dentro de la universidad o en los consorcios. Por ello, cuando una compañera -en este caso yo- lee las respuestas, entiende muy bien qué quieren expresar los colegas en sus respuestas y que se puede resumir en crear una Red de apoyo para la actividad profesional en la que se difundan noticias, se compartan opiniones y soluciones, incluso que se definan líneas prioritarias, tanto en acciones como en formación. Algunas de estas cuestiones se tratan con más detalle en los puntos siguientes, en los que se intenta agrupar las respuestas y resumir las cuestiones que salen más frecuentemente en ellas.

1) Apoyo y colaboración en los problemas de Gestión y tratamiento de materiales cartográficos en un entorno universitario. En mi opinión, considero interesante este punto si se contextualiza. Es decir, no se trata de duplicar o hacer en paralelo el trabajo de otros grupos de IBERCARTO (metadatos…) sino tratar los problemas del proceso técnico de la documentación y de su puesta en servicio en la Universidad, con las características propias de sus usuarios.

2) La red como un modo de favorecer la visibilidad de las cartotecas universitarias, tanto en cada Universidad como en el conjunto del sistema.

3) Recursos de información y formación compartidos. Son varias las respuestas que coinciden en considerar interesante el apoyo para estar informado de la bibliografía cartográfica o para conocer o establecer recursos de formación que por separado, en cada universidad, es difícil de conseguir.

4) Colaboración en facilitar el acceso y difusión de los materiales cartográficos. En este sentido, hay dos grupos de respuestas. De un lado, las que ponen el acento en el ahorro que supone la adquisición cooperativa y de otro las que lo ponen en la creación de catálogos colectivos y/o la disposición on line de los fondos digitalizados.

En definitiva, un conjunto de propuestas interesantes que reflejan las necesidades de los cartotecarios universitarios.

Conclusiones

Para terminar, reuniré algunas de las ideas que se encuentran salpicadas a lo largo de la ponencia, tanto con intención de hacer un breve resumen como de plantear perspectivas de trabajo.

Si bien existen mapas en casi todas las bibliotecas universitarias y de investigación españolas (REBIUN) existen pocas cartotecas concebidas como una unidad documental especializada que, integrada en una biblioteca mayor o independiente, sea un punto de servicio específico. Únicamente siete universidades públicas tienen cartotecas así concebidas (dos de ellas tienen dos). En la encuesta realizada, otras cuatro universidades responden que la colección de materiales cartográficos forma sección reconocida, bien en una biblioteca de Centro o en la mediateca. Las otras diez respuestas obtenidas señalan que los fondos están dispersos en las distintas bibliotecas.

En las respuestas recibidas, sólo una de ellas indica que tienen en proyecto la creación de una cartoteca. Hay otras dos universidades públicas -que no nos enviaron respuesta- en las que, según su página web, recientemente han trasladado al sistema bibliotecario las que estaban en servicio a cargo de departamentos, desapareciendo la cartoteca como tal.

A pesar de esta variedad en la gestión, todas las universidades que han respondido a nuestra encuesta (21 universidades públicas y el CSIC) consideran útil la creación de una red de cartotecas universitarias en el seno de IBERCARTO.

Las cartotecas universitarias tienen muchos problemas comunes con los otros tipos de cartotecas, por lo que la propia red IBERCARTO sirve de “casa común” con sus grupos de trabajo, como el de metadatos o el de digitalización. No obstante, hay problemas específicos de las cartotecas universitarias, derivados de su ámbito de actuación en instituciones de enseñanza superior.

De esta red se espera, según las respuestas obtenidas, un apoyo profesional en un entorno en el que los recursos cartográficos, aunque los consideremos muy importantes, son minoritarios respecto al conjunto de la colección bibliotecaria. Por ello son también muchas las respuestas que dan como un valor de la red la de un aumento de la visibilidad. Por ejemplo, del análisis realizado se desprende que las estadísticas REBIUN no reflejan la riqueza y la variedad de los fondos cartográficos en las universidades.

En una situación de crisis económica como la actual y de remodelación de las estructuras universitarias parece oportuno plantear proyectos cooperativos en todos los ámbitos (información, formación, catálogo colectivo, estadísticas, difusión de materiales…), que abre perspectivas de trabajo para el grupo de cartotecas universitarias.

Apéndice 1. Encuesta sobre fondos cartográficos y cartotecas universitarias en las universidades públicas españolas
UNIVERSIDAD
FORMA DE GESTIÓN DE LOS FONDOS CARTOGRÁFICOS:

1. EN UNA CARTOTECA
11. Si hay más de una, indique nº:
12. Indique dependencia o posición en el organigrama de la Universidad
121. Está(n) integrada(s) en la estructura Bibliotecaria: SÍ   NO
Si ha respondido sí:
1211. ¿Es/son biblioteca/s independiente/s?
Indique el identificativo de la/s Cartoteca/s:
1.
2.
3.
1212 ¿Forma/n parte de una biblioteca (de Centro, de área…)
¿De cuál?
122. ¿Depende/n de una Facultad/Escuela  o Departamento?
Indique cuál:
1.
2.
3.
123. Otra dependencia  ¿Cuál?

2. EN UNA (O MÁS) BIBLIOTECA/S (= que albergue fondos de otras materias o tipos)
Indique cuál o cuales:
1.
2.
3.

FINANCIACIÓN (2008)

 Procedencia del presupuesto   Indique si todo o parte de los fondos es de este tipo (S/N)   Cuantía (%) 
 Presupuesto propio (asignación a la cartoteca)   
 Presupuesto central de la universidad
 Presupuesto de una biblioteca mayor
 De una Facultad
 De un Departamento
 Otra procedencia (indique)

FONDOS CARTOGRÁFICOS (31 de diciembre 2008

 TIPO DE MATERIAL    Señale si se tiene el tipo de material indicado (S/N)     Número
 Mapas analógicos. Hojas:
Fotografía aérea
Microformas
Transparencias
Ortoimágenes
Cartografía digital: DVD
Cartografía digital: CD-ROM
Bases de datos
Monografías: Atlas, guías
Publicaciones periódicas vivas
Publicaciones periódicas muertas
Globos terráqueos
Cartografía táctil (Braille)
Murales
Mapas en relieve
Otro material: indicar

Indique si se poseen fondos de cartografía histórica y descríbalos brevemente:

EQUIPAMIENTO (2008)

   Para uso de la plantilla   Para uso público
Número total de ordenadores      
Número de ordenadores (del total anterior) equipados
para la consulta y el trabajo con cartografía digital
   

LOCALES (2008)
Superficie total
Número de puestos de lectura

DATOS SOBRE LOS SERVICIOS
Número de días de apertura anual
Número de horas de apertura semanal
Visitas       Número:
Préstamos domiciliario Sí – No – Número:
Consulta en sala Sí – No – Número:

ÁREA DE TEXTO LIBRE
¿ Conocía IBERCARTO con anterioridad a esta carta y encuesta? Sí – No
¿Considera útil la formación de una red de cartotecas universitarias? Sí – No
En caso afirmativo, cuáles serían las tres funciones más importantes de dicha red en su opinión?
1.
2.
3.

PERSONAL A CARGO DE LA GESTIÓN DE LOS FONDOS CARTOGRÁFICOS:

 Personal                Número de hombres                     Número de mujeres
 Tiempo completo    Tiempo parcial   Tiempo completo    Tiempo parcial
 Bibliotecario/a profesional
 Auxiliar de biblioteca
 Becario /a

DATOS DE CONTACTO:
Nombre y cargo de la persona responsable:
Dirección postal:
Dirección de correo electrónico:
Dirección de página web:
Teléfono:

Notas:

1. Cito la definición de Luisa Martín Merás mientras aparece la 23ª edición del DRAE que esperamos que incorpore la palabra cartoteca. Luisa Martín-Merás, “Cartotecas y colecciones cartográficas en España”, en Jesús Jiménez Pelayo y Jesús Monteagudo López-Menchero (eds.), La documentación cartográfica. Tratamiento, Gestión y Uso. Huelva, Universidad de Huelva, 2001, pp. 529-562. La cita, de la p. 530.

2. Ángela Blanco García, “Las Cartotecas universitarias españolas: situación actual y perspectivas de futuro”. II Encuentro IBERCARTO, Lisboa, 2006. Disponible en http://digitool-uam.greendata.es//exlibris/dtl/d3_1/apache_media/22206.pdf. Una versión fue publicada posteriormente bajo el mismo título en el Boletín de ANABAD, 2006, nº 3, julio – septiembre, pp. 187-206.

3. El título de la publicación es Anuario de las bibliotecas universitarias y científicas españolas y está disponible en http://www.rebiun.org/estadisticas/anuariosestadisticos.html

4. Lamentablemente, la Cartoteca de Geografía no nos ha hecho llegar sus respuestas a la encuesta.

5. En las bibliotecas: General, de la Facultad de Filosofía y Letras, de Educación y de la Politécnica de Bélmez.

6. La noticia es de mayo de 2003. Consultado en 27 de agosto de 2010 en http://wwwa.urv.cat/noticies/diari_digital/cgi/principal.pl?fitxer=noticies/noticia001267.htm.

7. http://www.geosoc.udl.es/cartoteca/ Consultado en 27 de agosto de 2010

8. La que no alcanza esta cifra de hojas de mapas es la de Cantabria.

9. Se trata de la Universidad de Alcalá, que como ya señalé, indica que está en proceso de creación de una Cartoteca, en el marco de la Biblioteca de Humanidades. http://www.madrimasd.org/semanaciencia/2009/buscador-de-actividades/default.aspx

10. La Universidad de Alicante y el CSIC señalan los tipos de material cartográfico que tienen en su colección pero no dan números. La primera indica que aparte de mapas en papel, tienen fotografía aérea, cartografía general y obras de referencia. El CSIC, como se ha dicho, ha incorporado recientemente a la Biblioteca Tomás Navarro Tomás la colección de cartografía que se conservaba en el Instituto de Economía y Geografía y no pueden facilitar datos específicos en algunas de las casillas de la encuesta aunque indican que tienen mapas analógicos, fotografía aérea, microformas, cartografía digital, monografías, publicaciones periódicas, murales y mapas en relieve.

11. La Cartoteca de la Universidad de Cantabria no tiene préstamo y de las de Barcelona no tenemos datos, por estar integrado en el conjunto del préstamo bibliotecario.

12. La de Barcelona y la de Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid contestaron no conocer IBECARTO.